Vicente Blasco Ibáñez y seguidores. EPDA A la situación actual, tan distante y
tan cercana a la de 1936, solo le faltan algunos ingredientes
burlescos para convertirse en una tragicomedia de difícil
pronóstico. En aquellas elecciones fatídicas, confluyeron en
Valencia y provincia distintas circunstancias que, ironías del
destino, se parecen demasiado a los resultados electorales de nuestra
Comunidad.
En los comicios del 26 de febrero del
36, últimos de la II República, el bloque de la izquierda obtuvo
menos votos que el bloque de la derecha en Valencia capital. Sin
embargo, la derecha concurrió dividida en tres partidos (¡oh,
casualidad!): el PRC (Partido Republicano Conservador), PURA (el
partido blasquista, liderado por su hijo Sigfrido) y la CEDA. La
victoria conservadora, en voto, fue revertida por el bloque del
Frente Popular, que concurrió unido y que obtuvo mayoría sobre sus
otros tres adversarios.
En la provincia, la situación cambió
notablemente. El bloque conservador ganó por gran holgura al Frente
Popular. Una situación similar a lo que tuvo lugar en Castellón.
Tan sólo en Alicante, el bloque del Frente Popular superó al
conservador.
Ante estos resultados, y más allá de
la sospecha, nada sospechosa, de sufragios fraudulentos, como ha
demostrado recientemente la investigación de Roberto Villa, se ponía
en marcha el enfrentamiento civil. Civil, sí, porque enfrentó a
miembros de una misma familia.
Esa última cita electoral había sido
testigo de la división irreconciliable de dos hermanos (presagio de
la España que se avecinaba): Libertad y Sigfrido Blasco Ibañez. Los
hijos del famoso novelista valenciano se presentaban por distintas y
antagónicas opciones políticas. Libertad se enrolaba en las filas
de Izquierda Republicana, mientras su hermano lideraba el partido que
fundara su padre, Vicente Blasco Ibañez. Precisamente, el partido de
Libertad había nacido de una escisión del propio PURA.
Sigfrido decidió
no acudir a las elecciones ni con el Frente Popular ni con la CEDA,
defendiendo el sentido valenciano del partido y su lucha contra el
afán nacionalista y anexionista de los catalanes. La polarización
del voto dejó al PURA sin representación en Madrid, pero obtuvo un
destacado caudal de votos. NI que decir tiene que su hermana se
aproximó al Frente Popular.
Vicente Javier Más Torrecillas
Doctor en Historia Contemporánea
Académico de la Real Academia de
Cultura Valenciana
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