La industria de los videojuegos vive unas horas bajísimas de creatividad y
de jugabilidad. Todos los videojuegos, al salir para varias plataformas acaban
siendo clones, sobre todo si las plataformas son máquinas tan distintas como
una videoconsola y un ordenador. La forma de jugar es totalmente distinta y las
prestaciones de una y otra máquina son también diferentes.
En este campo de cultivo los juegos de PC acaban videoconsolizándose, lo
que implica mucho gráfico, mucha lucecita y a la vez poca jugabilidad y poco
desarrollo argumental. Juegos muy fácilmente consolizables como son los
shooters (juegos de acción y disparos), no tiene mayor problema. El verdadero
escalón cualitativo lo encontramos en videojuegos cuya temática es el rol o la estrategia,
para estos tipos de juegos la videoconsola resta.
El Warcraft fue un juego innovador en su época. Cuando salió, en el
mercado, de ese tipo, no habría muchos juegos, me atrevería a decir que fue de
los primeros. Estrategia en tiempo real. Edificios que generan tropas. Arrasó.
De ahí sacaron el dos y el tres, ampliando las fronteras de lo que es el
juego de estrategia para jugar, además, contra otros compañeros lo que, en esa
época, solo los shooters se atrevían a
hacerlo.
La empresa Blizzard, vio un interesante campo de cultivo pues del Warcraft
3, empezaron a sacar, gracias a su editor de mapas, distintas modalidades de
juegos creadas por jugadores que, lejos de ser perseguidas por la empresa en
plan SGAE, dio rienda suelta para que, de ese modo, acabaran, tarde o temprano,
comprándose el original.
De ahí salieron mods (modos de juego distintos del original) como el de las
torres (ir construyendo torres en un camino para evitar que distintos creeps -monstruos manejados por el ordenador-, que van aumentando en resistencia
conforme pasa el tiempo, (lleguen a un sitio determinado) o el juego de héroes (elegir un héroe y defender una zona de ataques de creeps).
Hubo otro mapa de héroes, mod del Warcraft 3, que cada vez iba cogiendo más
y más fama entre los jugadores: tres caminos. Este mapa está dividido en dos:
en un lado una ciudad y en otro otra enemiga, unida por tres caminos. Cada
ciudad generaba creeps encaminados únicamente a destruir la ciudad de enfrente
y enemiga. Con los héroes encargados de dirigir el asedio, matar creeps y con
el dinero que cogen equiparse, se desarrolla un mod que más tarde dio paso al
DOTA.
El DOTA era, digámoslo, el primo de zumosol del tres caminos. Con una
elección de objetos más elaborada, donde existían objetos simples y compuestos
( aquellos que necesitaban varios simples para ser creados), con una variedad
de héroes inmensa y aún más variedad de skills (habilidades). Con una IA muy
desarrollada que te permitía jugar contra otros jugadores o contra el
ordenador, siendo este realmente complicado en su nivel de dificultad medio,
nos encontrábamos con un mod del mod.
Mientras Blizzard centraba todos sus esfuerzos técnicos en el WoW y en
mantener en la eterna espera a los jugadores de todo el mundo por el Diablo 3 (el
juego que nacerá desfasado)
y por un Starcraft 2
que acabaría decepcionando por ser muy poco ambicioso,
los creadores del DOTA all Stars seguían
adelante por el camino abierto. Cada vez, más jugadores se apuntaban a este
modo de juego que no requería estar encadenado al ordenador como suceden con
los MMORPG y que además, se hacía
complicado, por no decir imposible, jugar desde la videoconsola.
Las partidas son rápidas (30 minutos de media), ágiles, pvp directo,
sencillo y con ciertos guiños de estrategia de grupo que recuerdan a los
personajes más elaborados del WoW o del Lineage.
Y de esta manera, los creadores del DOTA, dieron el salto y, basándose en
este tipo de juego, diseñaron y lanzaron al mercado el League of Legends.
El League of Legends sigue el mismo espíritu primario de aquel tres caminos
del Warcraft . Dos ciudades que generan creeps, tres caminos aunque también caminos
ocultos, y héroes que se enfrentan entre sí, equipándose gracias al dinero
obtenido de matar esos creeps, otros héroes o edificios enemigos. Suben de
nivel y tienen 4 skills que vas mejorando hasta un tope que alcanzas al llegar
a nivel 18.
La estrategia cada vez es más importante, por cuanto, cada vez más, la
gente se especializa en un tipo de héroe y de esta manera lo orienta de
diferente manera.
El League of Legends (LoL) sigue bebiendo de una herencia “blizzardiana” y
del WoW, por cuanto dispones de unos talentos que los puedes repartir
indistintamente según te convenga para el héroe elegido. También runas que
alteran el ataque mágico, físico, defensa, etc..
En definitiva que un mismo héroe manejado por dos personas distintas puede tener
enfoques claramente distintos, lo que permite que las variantes sean muy
diversas y no encuentres dos héroes iguales en el juego.
El juego se desarrolla en tres caminos, como hemos dicho, sin que se
diferencie en poco o nada del DOTA, las partidas son prácticamente iguales en
cuanto a su duración media, lo que permite recuperar aquello de “echar una
partida” perdido durante los años de hegemonía de los MMORPG, si es que dicha hegemonía
no sigue imperando.
Por cada partida ganada ganas puntos y experiencia. Los puntos lo puedes canjear
por runas para añadirlas y diseñar tu propio personaje, o bien acceder a nuevos
héroes que la casa va sacando con una velocidad algo desorbitada. La
experiencia sirve para tu perfil, tu “nivel de invocador”.
En efecto, tu perfil va ganando también nivel hasta un máximo de 30, cada
vez que subes de nivel, accedes a distintos talentos que repartirás en tu hoja
para dotar de características especiales al héroe que elijas para jugar y todo
esto junto a tu libro de runas.
El juego oficial es gratuito, característica muy a favor de la casa RIOT,
creadora del LoL, y solamente ganan dinero mediante donaciones que hacen las
personas para poder acceder a los llamados “puntos RIOT”. Estos puntos Riot se canjean
por aspectos diversos de héroes o por conseguir más runas de golpe. Esto en
absoluto, desvirtúa el juego, el aspecto del héroe no influye para nada en los
pvps y las runas conseguidas,
simplemente las puedes conseguir jugando gratis solo que más lentamente.
Obviamente el nivel del jugador influye, un jugador de nivel 30 tendrá
todos los talentos posibles y muchísimas más runas que uno de nivel 15 y esto
desequilibraría el combate. RIOT acaba con esto y en el proceso de selección de
contrincantes (también de aliados a no ser que los elijas tú de tu lista de
amigos) tiene en cuenta no solo tu nivel sino tus partidas ganadas y perdidas.
Lo peor del juego son los mapas. Durante dos años han mantenido un 5 contra
5 y un 3 contra 3, que llegaba a aburrir tanto, que los propios jugadores
empezaron a crear mods alternativos como el famoso all mid all random ( todos al centro y todos aleatorios) y fue sin
duda un toque de atención a RIOT que, meses después, sacaría, por fin, otro
mapa más rápido consistente en mantener “banderas” tomadas durante más tiempo.
Un guiño bastante simpático a juegos como el Team Fortress, entre otros.
El resumen es que el League of Legends es un muy buen juego, que no exige
mucha máquina, que pone la popa a las videoconsolas y que mezcla el rol (aunque con una dosis muy baja), el pvp, la estrategia y el juego en equipo y
además, gratuito, elemento que deja a las claras el inmenso abuso que supone
juegos como el WoW en el que has de pagar el juego, las actualizaciones y la
cuota mensual.
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