La supresión de la ejecutiva local del PSPV de Sagunto por la dirección regional socialista en marzo del año pasado supuso el fin político de Miguel García, entonces presidente del partido, quien abandonó la formación -ahora encabezará la candidatura del CDL-; y dejó muy tocado a su secretario general, Manolo Carbó. Sin embargo, la creación de la gestora, lejos de apaciguar la vida interna del partido y evitar el proceso de primarias, supuso alargar la agonía de un partido que no levanta cabeza desde que Gloria Calero lo llevó al peor resultado de la democracia en 2007 pese a ostentar la vara de manda durante aquella legislatura.
Llegaron las primarias y las venció la persona que no quería el aparato en Valencia, Manolo Carbó, por un estrecho margen de votos frente a otro histórico, José Luis Chover. La traición de un grupo de jóvenes y su alineamiento final con Carbó lo elevaron a la categoría de candidato, para disgusto de la mitad del partido en Sagunto y la dirección regional.
Pero una cosa es la cabeza y otra la candidatura, que tradicionalmente decide en última instancia la ejecutiva regional -en esta ocasión, tras su constitución, la dirección provincial- y que posteriormente ratifica el comité federal, esto es, el aparato en Madrid, al tratarse de una ciudad mayor de 50.000 habitantes.
Después de semanas de idas y venidas de todas las sensibilidades del partido en Sagunto hasta la sede valenciana de Blanqueries, parecía que estaba claro que tras Carbó estaría José Luis Chover, Nuria Hernández, una persona a propuesta de Francisco Crispín y José Pelegrín. Sin embargo, Carbó, convencido por un grupo reducido de seguidores, pegaba la semana pasada un golpe en la mesa y le trasladaba un mensaje amenazante a Valencia: ''o la candidatura la hago yo o montamos gresca'' vino a decir con palabras más refinadas. Carbó, consciente de que si los primeros puestos de la lista no son afines a él no será ni portavoz del grupo socialista -son los concejales los que votan a su portavoz-, decidió hacer un último pulso público bajo amenaza de recoger firmas para convocar una asamblea de afiliados que vote la candidatura.
Carbó lanzó la 'bomba' y se marchó a la convención de Sevilla. Pero su reacción ha obtenido respuesta rápida, no desde Valencia, sino de Madrid, desde donde lo han llamado a consultas. O Manolo Carbó acepta o su salida de tono le puede costar el cargo.
¿Qué sucedería si Manolo Carbó, finalmente, no encabezara la candidatura socialista? Los socialistas podrían obtener un resultado electoral nefasto -en cualquier caso se prevé malo-, lo que serviría para que Carbó y los jóvenes defenestrados por Valencia se preparasen para hacerse con el control del partido a partir del 23 de mayo.
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