Dormir en las Torres
de Quart. La instantánea está tomada a contraluz, a las ocho de la tarde un domingo de este mes de julio. Un emigrante, de aspecto africano, coloca una manta sobre
un colchón que ha llevado hasta las Torres de Quart de Valencia y se acuesta, dispuesto a
pasar la noche allí, lugar de tránsito de numerosas personas y objetivo de los
turistas que ya han comenzado a venir a la ciudad. Una estampa poco edificante
para propios y extraños, máxime cuando el municipio tiene recursos sociales
sobrados y más apropiados para atender este tipo de situaciones, sin que el Ayuntamiento haga nada. Si a los
naturales y residentes de aquí las ordenanzas obligan a al aseo y la limpieza,
también debiera obligar a los foráneos, que ya parecen tomarse Valencia por
montera. La estética urbana sigue siendo una asignatura inexistente.
B. Bueno.