Acabo de escuchar en televisión una frase que me ha encantado: "los emojis son el esperanto de la era digital". Me ha parecido tan acertada que no he podido dejar de compartirla, citando, eso sÃ, la fuente -la 1- que luego todo se sabe.
Indagando un poco más, descubro que "Emoji" es un término japonés compuesto de "e" que significa "dibujo" y "moji", que significa "caracter", y que los primeros, todavÃa monocolores, vieron la luz en 1997.
La verdad es que en términos relativos es poco tiempo, sobre todo si caemos en la cuenta en que hoy en dÃa apenas hay mensajes de texto, a través de cualquier medio digital, que no vayan acompañados de los correspondientes emojis para reforzarlo.
Según he leÃdo, los emojis -o emoticonos, como se castellanizaron en un vocablo que no acaba de cuajar- más usados son los que representan unos ojos llorando de risa dentro de su correspondiente cara amarilla. Y la verdad es que me alegro. Al menos, a la hora de mandar mensajes, somos más de lágrimas de alegrÃa que de tristeza, aunque sean lágrimas, al fin y al cabo.
Es curioso, pero el modo de utilizar estos muñequitos es muy caracterÃstico de cada persona. Tengo una amiga que es una verdadera maestra y no hay mensaje suyo que no sea capaz de transmitir todas sus emociones solo con emojis. Otras, como yo misma, estamos abonados a algunos concretos, de los que usamos y abusamos. Mi comodÃn favorito son los ojos de corazón -u ojos de puñetazo, como los llama otra amiga- y, como no, la imprescindible flamenca, de la cual leà una vez que no es tal sino una bailarina sin más. También soy muy fan de la paella, aunque confieso que me cuesta encontrarla. Igual tengo que esforzarme más en mi comunicación más allá de caracteres alfanuméricos.
Sea como sea, lo cierto es que ahora no podemos vivir sin ellos. Por un lado, son una forma útil para salir del paso cuando no sabemos bien qué contestar a un mensaje. A casi todo se puede responder con aplausos, caritas sonrientes, risas o llanto y, si el mensaje es especialmente grave o emotivo, con uno o varios besos o el corazón palpitante, que nunca falla. De hecho, hemos llegado a un punto de que un mensaje son ningún emoticono resulta frÃo y demasiado formal, reservado para temas serios o cuestiones de trabajo.
Nadie hubiera imaginado que cuando se comenzaron a usar esas caritas tristes o sonrientes, fueran a ser fundamentales e la comunicación humana. Pero hoy se han vuelto indispensables. O casi