El pasado pleno pudimos ver la indignación de los vecinos y vecinas de los diferentes barrios afectados por las modificaciones urbanísticas aprobadas por el gobierno socialista del alcalde Darío Moreno junto con Izquierda Unida. Unas modificaciones sacadas adelante con un método de "cirugía profesional", sin presentar informes técnicos a la Conselleria, ni la certificación medioambiental, pero sobre todo sin tener en cuenta las necesidades que esas zonas van a requerir: servicio de recogida de residuos, aparcamiento, infraestructuras educativas y sanitarias y un largo etc.
Pero hoy no vengo a hablarles de las modificaciones, escribo estas líneas para trasladarles, después de haber sentido la indignación vecinal, que la reivindicación es necesaria y urgente. Llevamos años con un gobierno de foto y vídeo, un equipo de gobierno que lo que menos hace es gestionar y es justo lo que más necesita nuestra ciudad. Un gobierno que hace propaganda en redes de una ciudad que ni se parece a la que realmente es.
La ciudad que nos vendían con el lema socialista "Vota lo que piensas" dista mucho de la gestión municipal que se está realizando hoy en día. En una ciudad de nuestro tamaño e importancia se requiere mucho trabajo y esfuerzo como equipo de gobierno, pero en los despachos y no en la maquinaria de autopromoción e imagen.
Tras años de sumisión, vengo a resaltar la necesidad de la reivindicación y movilización vecinal en todos los aspectos que nos afectan como ciudadanía. Aquella que no tiene temor a represalias y que, vote lo que haya votado, busca el bien de sus vecinos y vecinas, exactamente lo que necesita nuestro municipio en temas tan importantes como estas modificaciones urbanísticas o nuestras playas; que se mueren (literalmente hablando).
Porque deberíamos estar saliendo a las calles en defensa de nuestro litoral. La playa de Malvarrosa está completamente desaparecida, las pasarelas terminan en un acantilado de más de metro y medio antes, el agua está a solo 20 metros de las primeras viviendas y, todo esto, ante la inacción de nuestro alcalde, quién por no molestar a los de su partido, deja en la estacada a su ciudadanía.
Pero hay otros temas por los que hacer el llamamiento vecinal. La ciudad está sucia, muy sucia y la máxima culpa recae sobre el alcalde que es el máximo gestor. También la falta de inversiones en la ciudad, hace mucho que no vemos obras que mejoren la vida de la ciudadanía. Y no nos sirve un carril bici sin sentido que, más que ayudar, ha generado muchas dudas y quejas.
Nos debemos a nuestra ciudad. A nuestros vecinos y vecinas y debemos apoyarles sea cual sea su reivindicación. Sin tintes políticos. Sin miedo. Que sea una fuerza vecinal que luche por mejorar la vida de todos y todas.