La historia, en lÃneas generales, ya la hemos visto muchas veces. Ahora bien, el sentido del espectáculo, el carisma de sus actores y las eficaces licencias cinematográficas que aplica a cuanto sucede en el asfalto colocan esta pelÃcula en un nivel superior. Resulta, pues, muy recomendable; no obstante, conviene advertir que buena parte de la acción transcurre en los circuitos. Precisamente, es ahà donde alcanza las mayores cotas de emoción deportiva. Los 300 millones de dólares invertidos proporcionan una factura técnica impecable, aunque el presupuesto parece excesivo si se compara con otras grandes producciones recientes.
Sonny Hayes se retiró de la Fórmula 1 en los 90, tras sufrir un aparatoso accidente. Sin embargo, ha seguido vinculado al mundo del motor y participa con éxito en pruebas de resistencia, pero no le gusta atarse a nada. Cuando quien fuera su compañero, Rubén Cervantes, le pide encarecidamente que vuelva a la máxima competición, acepta con la intención de ayudarle. La escuderÃa que dirige atraviesa unos serios problemas económicos y obtener alguna victoria podrÃa revertir tan delicada situación. No imagina que el peor escollo será el ambicioso e inexperto Joshua Pearce, que corre en el mismo equipo y se cree una estrella.
Abre el filme una vibrante secuencia ambientada en las 24 Horas de Daytona. Supone solo un pequeño avance de las fuertes sensaciones que depara. Reconociendo que a quienes no sean aficionados les puede agotar tanto rugir de motores, se aprecia el esfuerzo del guion por darle entidad al relato. En el fondo, no sorprende, e incluso pronto la trama se torna previsible; aun asÃ, sus 155 minutos son bastante soportables.
Acierta al abordar los conflictos, retos y traumas de los personajes. La tensión y el drama dominan esta vertiente. Sin profundizar demasiado, logra mantener la atención y ligar esos aspectos Ãntimos con lo que pasa en las carreras.
Además, consigue colocarnos prácticamente en el lugar de los pilotos. Nos acerca a sus auténticas experiencias dentro del monoplaza. Esta aproximación se extiende también a las cruciales tareas que realizan los mecánicos e ingenieros.
Hans Zimmer (DÃas de trueno, La roca, Gladiator) acompaña las imágenes con una partitura enérgica, en la lÃnea de sus mejores trabajos.
Brad Pitt se luce plenamente con lo justo, tirando de tablas y moviéndose en registros que domina. Funciona perfectamente la quÃmica que crea con Javier Bardem. Merece destacarse igualmente la interpretación de Damson Idris (Black Mirror) en un rol antipático.