Con hechuras de buen cine independiente, Gia Coppola firma este profundo drama intimista que homenajea a quienes caen en el olvido tras tocar el cielo del éxito. Ese propósito traspasa incluso la ficción cinematográfica y cabe extenderlo a su actriz protagonista. Pamela Anderson, justamente nominada al Globo de Oro, se pone nuevamente ante las cámaras, totalmente cambiada, y nos brinda una actuación comprometida, emocionante e intensa. Seguramente, guardando las distancias, conoce bien la situación de la vedete a la que interpreta.
Shelly fue una estrella de los escenarios en los 80 y 90. Ahora, continúa esforzándose por seguir ejerciendo su profesión en un local de Las Vegas junto con chicas más jóvenes que ella. Sin embargo, el tipo de números que representa ya han pasado de moda y la sala apenas recibe público. Las plumas, las lentejuelas y las bailarinas ligeras de ropa pertenecen a otra época. Sabe que le quedan pocas funciones y no acepta el negro futuro que vislumbra. Además, en esa difícil tesitura pretende redimirse como madre y reconciliarse con la hija de quien se alejó.
Los preámbulos describen perfectamente a esta ex sex symbol en horas bajas. No obstante, esconde circunstancias de peso que irá descubriendo en los momentos adecuados. Invita a contrastar los años dorados, los días de vino y rosas, con la irremediable decadencia. Contagia la nostalgia y también rinde tributo a las artistas engullidas por la industria del espectáculo. En ese sentido se aproxima a la reciente 'La sustancia' (2024).
Destaca la preocupación que evidencia el guion por cuidar a los personajes secundarios, la mayoría femeninos. Aportan diversas caras de la misma realidad y permiten completar el retrato de un desagradecido universo en declive. En distinta medida, incorporan unos aspectos muy humanos de las showgirls; algunas ciertamente frustradas por no haber logrado materializar sus aspiraciones.
No faltan pequeñas notas de humor. En este apartado el papel que borda Jamie Lee Curtis resulta fundamental. Exhibe su eficaz vis cómica y goza de una secuencia en la que se luce plenamente. Igualmente, brilla el trabajo de Billie Lourd (Viaje al paraíso).
Curiosamente, en consonancia con el relato, evita los glamurosos y populares lugares de la Ciudad del Juego, que aparecen al fondo. Sus méritos le valieron el Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián.