Me entero por la prensa de la muerte de
Joan Soler. Lo comento en casa, y enseguida tengo que sacarles del
error: no, el del Valencia no. Este Juan Soler, a quien, como a
tantos valencianos no le molestaba que le mentaran en castellano,
pasará a la historia de la radio valenciana como un aperturista.
Cuando la COPE decidió renovar estructuras y mensajes en la
Comunitat Valenciana abordó el relevo de sus dos principales
directores, Félix Parreño en Alicante, y José María Cruz Román
en València. Ambos, además de atesorar indiscutibles méritos
profesionales, se habían convertido más en padres que en directores
para sus respectivas plantillas, que habían crecido en lo
profesional y en lo personal a sus respectivas sombras.
Y se recurrió
a dos inquietos directores, Gabriel Fernández, asturiano que estaba
en Zamora, y Joan Soler, castellonense que dirigía Mallorca.
Encontraron algunas esperables resistencias, pero consiguieron
dinamizar sus respectivas emisoras hasta hacerlas referentes en
información política, no sólo social. La COPE por entonces no
tenía informativos regionales ni en Canarias ni en la Comunitat
porque sus segundas capitales no aceptaban la supremacía de las
primeras. Eso cambió en parte gracias a Soler, que aunque no acababa
de entender a los 'bárbaros del sur' asumió sus rarezas y llegó
a acuerdos con ellos. No mucho después, alguno de esos informativos
fueron dirigidos desde Alicante (emisora, por cierto, dos años más
antigua que la de València), que ya era innovar. A Soler se le
recuerda más, sin embargo, por descubrir a un Julio Insa aún no
radiofónicamente valencianista, y sobre todo, por sus tertulias, en
las que en vez de quedarse fuera para ejercer de pararrayos,
participaba activamente. Sus disgustos le costó.
Soler contribuyó a la toma de
conciencia de un modo de hacer valencianía, más del gusto del
nacionalismo de izquierdas que del regionalismo de derechas. Una
anécdota: comíamos un 9 d'Octubre los de la 'escalerilla' en
un restaurante genuinamente valenciano. De postre nos ofrecieron
'crema tostada'. Soler preguntó si no sería 'crema catalana'.
La camarera, azorada, dijo que sí. "Pues entonces póngame una. Y
me trae también un Vichy ¡Catalán!". Nos teníamos afecto. Le
deseo bon vent i escala nova.