Nereido, un alumno despierto e implicado que termina Bachillerato este curso, dio la voz de alarma en una reunión del AMPA del instituto Luis Vives: el IES Barri del Carme pierde con celeridad alumnos. La subida desbocada del precio de compra y alquiler de pisos está provocando la marcha de familias de Ciutat Vella a otros municipios de la provincia. Y el problema se va extendiendo como la lava de un volcán en erupción a más centros.
Por ese motivo lanzó su aviso, para concienciar a institutos de diferentes barriadas que se hallan en una situación similar. Ya lo dice el refranero, "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar". Máxime en tiempos de proliferación de barberías...
Esta situación contrasta con las constantes informaciones de compra masiva de vivienda por parte de extranjeros de diversos países, entre los que destaca Ucrania. O con la felicidad que irradian en reportajes y charlas quienes, con un poder adquisitivo alto para el nivel de vida local al que estábamos acostumbrados hasta hace dos años, han descubierto en Valencia su lugar en el mundo y han decidido instalarse de por vida. ¿Unos por otros y la casa sin barrer?...para seguir con los aforismos. No creo que la solución consista en que un libre mercado desbocado convierta en exiliadas a familias que han contribuido durante generaciones al crecimiento de Valencia.
La ciudad es lo que es, tan maravillosa para quien la disfruta, porque la han cimentado de este modo quienes la han sufrido en los malos momentos y la han sacado adelante cuando flaqueaba. Quienes siempre han estado. Bienvenido quien llegue para aportar teniendo en cuenta que el espacio se limita a poco más de 130 kilómetros cuadrados.
Precisamente por ese motivo, porque la superficie no puede ampliarse y el censo sí que lo ha hecho, el problema de la carestía de vivienda se ha agravado. La demanda supera con creces la oferta. Los precios se desmadran. Y afrontar esta tesitura no aparenta ser una prioridad para quienes dirigen la vida pública pese a que urge.
