A justo un año de la cita con las urnas, Valencia se encuentra en una
situación un tanto paranoide. No hay encuesta que presuponga un resultado más
ajustado en otra gran ciudad que no sea en la capital del Túria. Unos cuantos puñados
de votos decantarán la alcaldÃa hacia un lado u otro. Y la continuación de Ribó
como cabeza de CompromÃs tendrá mucho que ver. Porque es éste quien ha cogido
el Ayuntamiento y ha hecho del mismo un fortÃn en que sólo entran recursos a
base del saqueo a la ciudadanÃa. Pero no pasa nada. Bolsillos saqueados y
presupuestos sin ejecutar. Pero bueno, no he venido a hablar del impresentable
de nuestro alcalde.
Tres años después de
la firma del pacto del Rialto, en Valencia se vislumbra, justa, pero más posible
que nunca, una alternativa más que viable. A MarÃa José Catalá la conocerán por
su elegancia y demostrada experiencia que durante estos tres años ha sufrido el
boicot por parte del gobierno local como cabeza de oposición limitando su poder
de fiscalización. Catalá ha sido lideresa del grupo popular en Corts siendo un azote en cada intervención para el
Botà nic. Su liderazgo es incuestionable y su proyecto el único que puede sacar
a Valencia de la situación de decadencia en que está embarcándose. Siendo
sinceros, toda esta situación que estamos viviendo me recuerda a la Barcelona
de principios de los 2000. Una ciudad cosmopolita que luchaba por situarse a la
cabeza de Europa y que ha terminado siendo escenario de continua violencia y
protagonista de todo aquello que nadie quiere para su vecindario. Y Valencia va
por ese camino. Y son los propios catalanes quienes lo dicen. Paso a paso
Valencia pierde brillo, pero estamos a tiempo de recuperarlo con el empeño y el
trabajo que, ahora mismo, sólo MarÃa José Catalá puede desarrollar al frente
del Ayuntamiento.
Catalá propone una
bajada inminente de impuestos para revertir las continuas subidas del actual
equipo de gobierno que, ante una situación tan dura, sólo es capaz de apostar
por un sablazo fiscal a todos los vecinos de la tercera capital de España. A
todo esto, además se suma su plan de Choque Social, en el cual la concejala
Marta Torrado ya está trabajando en detectar los grandes retos sociales -donde
ha trabajado durante varias legislaturas de la mano de Rita Barberá-, pondrán
la puntilla para la recuperación económico-social de la ciudad.
La atracción de
inversiones privadas, y no provocar su huida. Como pasó con la noria gigante,
el hotel en la Marina Real, la implantación de la Universidad Europea en el
Cabanyal o la ampliación del Puertoa, Catalá propone atraer las inversiones
privadas, y no provocar su huida como hace CompromÃs. AsÃ, el establecimiento
de una oficina, en cada uno de los departamentos consistoriales
correspondientes, para la búsqueda y lucha por ellos, serÃa una medida
inmediata tras el desembarco de M. J. Catalá en el equipo de gobierno del
Ayuntamiento. Y, cómo no, reivindicar las inversiones públicas desde entidades
superiores, con el túnel pasante, la Estación Central, el insufrible CercanÃas,
la prolongación del túnel de SerrerÃa más allá de la Punta -reintegrando el
barrio de Nazaret dentro de la ciudad- o la llegada de la nueva L10 de
Metrovalencia al barrio de Ciutat Vella hasta el Pont de Fusta.
Además, la alcaldable,
apuesta por repensar el gasto urbanÃstico de la ciudad estableciendo las lÃneas
maestras de su proyecto: levantar el Paseo de la Alameda para la construcción
de un parking que permita el acceso peatonal al centro de la ciudad, promover
el uso de los parkings disuasorios como el de Campanar -construido pero sin
poner en marcha-, recuperar la lÃnea 5 de la EMT eliminando la inviable lÃnea C
-repensando todas las lÃneas que han perdido kilómetros por la reforma de Colón
y el Ayuntamiento-, repensar los carriles bici -para eliminar o reestructurar
los que sólo se impusieron por motivos ideológicos-, prolongar la Avenida de
Francia, y el Paseo de la Alameda en consecuencia, hasta el mar para poder
terminar el paso del cauce del RÃo Túria por la ciudad o acabar la Plaza del
Ayuntamiento -se muestra contraria, ante todo, de las actuaciones blandas por
simple ideologÃa-.
En definitiva, la
Valencia en que no sobra nadie. La Valencia donde la ciudadanÃa, y no la
ideologÃa, está en el centro de las polÃticas municipales. La Valencia de MarÃa
José Catalá. Nuestra Valencia.