Es la octava vez que se hace público el informe PISA con la participación de alumnos y alumnas españoles y todavía me surgen dudas acerca del impacto real que tienen estos rankings en nuestros centros educativos. El documento se encuentra publicado en la web del Ministerio de Educación, contiene 260 páginas que incluyen gráficos de pésima calidad y unos anexos con las preguntas del examen pixeladas. ¿Acaso nadie revisa estos "pequeños" detalles?
Afortunadamente las opiniones y análisis exhaustivos de expertos van llegando, previa suscripción, a través de los medios digitales. Casualidad que, además, nos pille de puente y pensando en Navidad. Ya lo digeriremos junto a los turrones en enero, si es que nos acordamos entonces. De momento, toda esta tinta empieza a diluirse con la actualización de nuevas noticias al tiempo que nuestras jóvenes generaciones preparan sus exámenes del primer trimestre.
Al menos, esta vez sabemos que España no va tan mal en ciencias ya que nos acercamos a la media de la OCDE. No son tan buenos los resultados en comprensión lectora y matemáticas, aunque muchos países han empeorado más sus puntuaciones que el nuestro.Ya saben, mal de muchos... Lo que no me consuela tanto es ver que sean pocos los estudiantes que destacan y que muchos se acumulen en la cola, sin rozar los conocimientos mínimos. Para empezar, sería interesante reunir de nuevo a estos adolescentes y aprovechar las pruebas como una oportunidad formativa y no como un examen que muestre sus vergüenzas.
Llama la atención las grandes diferencias entre las CCAA. Las mejores, Castilla-León, Asturias, Cantabria y Comunidad de Madrid. Y caen en picado Extremadura y Cataluña. Esto no se puede explicar,como se hacedesde Cataluña, por elporcentaje de población inmigrante, porquela Comunidadde Madridtambién lo tiene y ha sacado mejor nota. Y tampoco por el bilingüismo, dado que laregión bilingüe de Quebec lideralos resultados del informe mundial.
Mientras, directores de IES y docentes aportan sus consejos para mejorar la calidad educativa: bajar las ratios, separar a los estudiantes según el nivel, incremento de recursos y cambio de horarios. Esperemos que algo se note en 2024.