La pandemia del Covid19 ha sumido a nuestro planeta en una grave crisis sanitaria, económica y social, provocando confinamientos, cierres de fronteras y suspensiones de fiestas, eventos culturales y conciertos. El mundo del deporte tampoco se ha librado de la influencia del virus, ya que el pasado mes de marzo, todas las competiciones deportivas se paralizaron en todo el mundo y cuando meses después pudieron retomarse, los deportistas se encontraron con un gran hándicap: los estadios están vacÃos. El coronavirus ha privado a los aficionados al deporte de disfrutar de la competición en vivo y en directo hasta nuevo aviso, algo que no pasa fácilmente desapercibido ni para los propios deportistas ni para los espectadores que están en sus casas.
Ver estadios vacÃos cuando antes solÃan estar hasta la bandera es desolador y los jugadores lo notan. El público siempre ha sido el jugador número 12 de cualquier equipo de fútbol, ese que espolea cuando el equipo necesita un último empujón para llevarse los tres puntos cuando ya se aproxima el minuto 90. Los futbolistas notan la falta de ese apoyo, que en la mayorÃa de ocasiones (ya sabemos que siempre hay excepciones) llena de alegrÃa nuestros estadios. Las televisiones intentan llenar la falta de público con sonidos ambientes enlatados, de forma que queden camuflados los gritos que profieren tanto los jugadores como los integrantes de los banquillos durante el partido. Esos sonidos, además de notarse mucho su artificialidad, nunca sustituirán a la verdadera afición, que aguarda paciente el momento en el que la situación sanitaria les permita volver a pisar el estadio y disfrutar con su querido equipo.
Pero no solo el fútbol se ve afectado por el coronavirus. Las pistas de tenis han visto reducido su aforo a la mÃnima expresión. Rafa Nadal ganó su 13º Roland Garros con apenas 1.000 personas en las gradas de la Philippe Chatrier, en una edición que también se recordará por el estreno del techo retráctil de la pista central parisina. También los circuitos de Fórmula 1 y motociclismo se han vaciado, aunque en el caso del deporte de las dos ruedas han optado por hacer un virtual Fan Wall para que los aficionados puedan seguir de cerca las carreras y animar a sus pilotos favoritos. Impresiona sobremanera ver estadios como el Camp Nou sin una sola persona en la grada durante un 'clásico' y encoje el alma un como Motorland Aragón sin un solo aficionado durante un gran premio de MotoGP. También se me erizó la piel al escuchar a todos los fans de los Lakers gritar '¡Kobe, Kobe!' por las ventanas de sus casas ante la imposibilidad de estar en el Complejo Deportivo ESPN la noche que el equipo angelino ganó el anillo de la NBA.
La ausencia del público es algo que sin duda afecta a los deportistas, acostumbrados a escuchar el bullicio de la gente nada más saltar al terreno de juego. Es un extra de energÃa que por ahora no pueden tener. Ojalá que entre todos seamos responsables, cumpliendo escrupulosamente las normas sanitarias, para que más pronto que tarde todo esto se convierta en una pesadilla y podamos volver a disfrutar del deporte como más nos gusta, in situ. Los deportistas necesitan el apoyo de la afición y sentir su calor, del mismo modo que la afición necesita que el deportista sepa que de alguna forma, aunque sea en la distancia, están ahÃ. Ya se sabe, sin público no hay paraÃso.