Fue el primer oncólogo
valenciano. Creó las dos primeras unidades de OncologÃa en la
Comunitat Valenciana, en el Instituto Valenciano de OncologÃa (IVO)
y en La Fe. Y diseñó el primer screening para cáncer de mama que
determinó las mamografÃas cada dos años para todas las mujeres
desde los 45 años.
¿Tiene sentido el IVO
actualmente? "Tiene una historia que no se puede echar por tierra
de un dÃa otro pero o se hace hueco o desaparece porque necesario
necesario no es". Señala La Fe como la unidad más potente en el
tratamiento de cánceres, Ana Lluch en el ClÃnico en mama y el IVO
en cáncer de ovario hasta la marcha de Andrés Poveda pero no en la
actualidad. Defiende el papel de la industria farmacéutica como
motor en la investigación y las recientes donaciones de Amancio
Ortega, que no pervierten la sanidad pública: "En España hemos
llorado siempre para que hubiese donantes que no los habÃa. No
tenÃamos dinero y Amancio Ortega es agua bendita".
Le da lo mismo que
Valencia no haya hecho justicia social con su primer oncólogo y
concluye: "La oncologÃa española ya es homologable a la
estadounidense porque los diagnósticos y los tratamientos están
estandarizados".
Radiografiamos la segunda
causa de mortalidad en España en la semana en que la Asociación
Española contra el Cáncer (AECC) instala sus mesas petitorias en
València.
¿Cómo se convirtió
en el primer oncólogo valenciano?
Llegué a Valencia con 5
años y cuando acabé Medicina en el 62 me encontré con el problema
de que en España habÃa médicos pero no hospitales como La Fe, La
Paz… Asà que, a través de un amigo, empecé a trabajar en una
clÃnica de pulmón de Suiza durante un año pero como el
suizo-alemán es
un idioma horroroso y querÃa aprender bien
el alemán, me trasladé a Alemania, donde hice una rotación por
cuatro hospitales hasta acabar mi formación en medicina interna.
Estuve en la sala de HematologÃa y OncologÃa de un centro y al
llegar a Valencia, me convertà en oncológo porque la secretaria del
servicio de medicina interna de La Fe me derivaba todos los enfermos
de cáncer. Mis primeros diagnósticos fueron linfomas y cánceres
de pulmón.
La suya fue la primera
oncologÃa objetiva.
El diagnóstico de los
enfermos tiene sus reglas con las analÃticas y la radiologÃa y el
tratamiento ha ido evolucionando porque antes, la mayorÃa de
los enfermos iban a radioterapia,
de quimio habÃa muy poco (solo con los fármacos alemanes), la
inmunoterapia no existÃa y no habÃan llegado a España los biólogos
moleculares. En la Fe hice una sección de Medicina Interna-OncologÃa
y participé en la creación de la especialidad de OncologÃa en
España. Un grupo de oncólogos fuimos a hablar con el entonces
ministro de Sanidad, Ernest Lluch, y conseguimos aprobar la
especialidad.
¿Se diagnosticaban
menos casos?
SÃ, porque se hacÃan
menos exploraciones y llegaban además
en situación muy avanzada. Me encontré con ese panorama en La Fe y
la mitad de los pacientes del servicio ya los llevaba yo. Un tercio
de la supervivencia se debÃa a la
cirugÃa, que ya se hacÃa bien: en la Fe, era puntera en pulmón y
digestivo. En mama incipiente también se trabajaba con éxito. El
problema era el diagnóstico tardÃo y de ahà la idea de hacer un
programa de diagnóstico precoz de mama, con las recomendaciones de
la OMS según grupos de edad. El culpable de todo esto en Valencia
fue el profesor JoaquÃn Colomer,
conseller de Sanidad, que creó un grupo de expertos con cirujanos,
radioterapeutas, citólogos, radiólogos… y pusimos en marcha el
primer Plan Integral de la Lucha contra el Cáncer en 1990. Hasta
entonces, las mamografÃas se hacÃan en la calle La Estrella pero a
demanda, donde iban las mujeres que se notaban algo. El screening es
otra cosa y es por citación a toda la población desde los 45 años.
No quiere decir que antes de esta edad
no haya cáncer pero el screening no es rentable. Logramos el
diagnóstico y tratamiento precoz que garantizan mayor supervivencia,
pero que, ¡ojo!, no implican la curación definitiva porque la
enfermedad se puede reproducir a los 20 años.
A dÃa de hoy, las
citaciones para mamografÃas son cotidianas pero ¿fueron difÃciles
de implantar?
Fui visitando los
hospitales para presentarles el screening y me enfrenté a muchos
inconvenientes por parte de cirujanos y radiólogos porque creÃan
que su trabajo iba a aumentar considerablemente. También tuve que
vencer las reticencias de los ginecólogos porque ellos ya pedÃan
las mamografÃas cada dos años pero sólo a sus pacientes. Tuve
discusiones horribles y me arrepentà de haberme implicado tanto.
Después de vencer las dificultades, comprar los mamógrafos (uno
para Castellón, otro para Alicante y dos para Valencia), otro
problema importante fue que los radiólogos no querÃan hacer sólo
diagnóstico de mama porque no era rentable.
Dejó la Fe y creó la
primera unidad oncológica como tal en Valencia, en el IVO ¿Tiene
sentido el IVO actual?
Tiene una larga historia
y eso no se puede tirar abajo de un dÃa para otro. Yo participé en
el primer acuerdo del IVO con la Generalitat y empezamos a visitar a
todo el que venÃa por la puerta para todo tipo de cánceres. Pero el
IVO o se hace hueco o desaparece. Cuando yo estuve, hice todo lo
posible para que participaran en el screening y luego surgieron las
diferencias con Carmen Montón que no lo veÃa necesario. Necesario,
necesario no lo es, pero es difÃcil eliminarlo porque tiene una
clientela fija que acude porque casi no hay listas de espera.
¿El mejor oncólogo
en Valencia?
Hay muchos y ninguno. En
Madrid por ejemplo ha habido personas importantes después del primer
grande que fue Jesús Vicente. Aparecieron Eduardo DÃaz Rubio,
Hernán Cortés Funés y luego hay importantes en Barcelona, Sevilla,
La Coruña, Navarra… Los que suenan son los que han llegado después
de formarse en EEUU, como Baselga o Barbacid.
¿Se hace mejor
oncologÃa en EEUU que en España?
Se hacÃa. Ahora es
similar porque todo está estandarizado. Hay protocolos y
recomendaciones de todo.
¿Es una especialidad
corrompida por los laboratorios?
No porque han facilitado
la medicación, la investigación…. Son un inconveniente y una
ventaja, pero sin ellos no se podrÃa hacer ningún ensayo clÃnico
porque los dirigen y los pagan. En EEUU el problema es mayor que aquÃ
porque desgraciadamente el desarrollo de la oncologÃa estadounidense
se debe a la industria y a las donaciones privadas a los hospitales
de Chicago, Houston o Nueva York.
¿Houston es el mejor
hospital del mundo?
Ahora es difÃcil señalar
alguno. Yo lo determinarÃa por especialidades. Un hospital trata
mejor un tumor que otro. Aquà tenemos ya la tecnologÃa, la biologÃa
molecular, la inmunoterapia y las publicaciones que nos enseñan a
avanzar en los tratamientos.
Si hablamos con carácter
general, señalarÃa La Fe. En mama, Ana Lluch en el ClÃnico y el
IVO, en los tumores de ovario cuando estaba Andrés Poveda y es una
lástima que ya no esté. Hay un hospital bueno para cada cosa.
¿Sà o no a las
donaciones de Amancio Ortega?
La medicina americana ha
evolucionado gracias a las muchas donaciones y en España hemos
llorado siempre para que hubiese donantes que no los habÃa. No
tenÃamos dinero y Amancio Ortega es agua bendita que permite la
compra de tecnologÃa que previamente habÃan solicitado las
sociedades oncológicas y los propios hospitales.
¿Se pervierte la
sanidad pública, como dice Podemos?
En absoluto. El donante
espera una rebaja de impuestos y esto es absolutamente normal. Es
más, animarÃa a más personas a donar.
¿La OncologÃa cura
pero no cuida?
Los tratamientos actuales
han permitido alargar supervivencias y curar en una proporción. Casi
todos los hospitales cuentan con apoyo psicológico, que yo introduje
en el IVO y en la Fe. Los oncólogos somos también internistas,
capacitados para atender a los pacientes. A mà venÃan a veces para
preguntarme por algún enfermo porque su médico no les habÃa
hablado claro. Yo siempre lo hacÃa. Y esto al final te hace aprender
a dar noticias malas.
¿Uno se hace inmune?
Me fui haciendo poco a
poco inmune y la muerte cada vez me preocupaba menos porque he visto
muchos enfermos y se me han muerto muchos. FÃjese si esto es asÃ
que en la Fe llevaba además un grupo de mujeres de edad avanzada con
cáncer de mama a las que siempre hablé seriamente. Es una
barbaridad decirle a un enfermo que no tiene nada. Siempre preferÃa
hablar de un tumor porque la palabra cáncer es difÃcil de digerir.
Pero yo era informante de la realidad.
¿Valencia ha hecho
justicia a su primer oncólogo?
No me preocupa. He hecho
lo que he podido. Fui el primer oncólogo clÃnico. Siempre pensé
que el cáncer iba a convertirse en una enfermedad crónica como el
SIDA. No sé si lograremos curarlo del todo porque sólo en mama
hablamos de más de 30 mutaciones pero el cáncer no es una sentencia
de muerte. Lo es cuando está diseminado pero en situación local
podemos curarlo. Esto sucede claramente en mama.
¿Por qué aún no
hemos dado con la cura?
Los factores cancerÃgenos
siguen sin atenderse: tabaco, polución y alimentación inadecuada.
Hay que convertirlo en una enfermedad normal y cualquiera, pero esto
no se logra haciendo cada dÃa una carrera. Asà no se consigue nada.
El autoexamen mamario
tampoco sirve para gran cosa y no se enseña la autoexploración
porque no es un método fiable.