Un pleno del Consell Valencià de Cultura. EFE/Manuel Bruque El pleno del Consell Valencià de Cultura (CVC) considera necesario, tras las tragedia de la dana del pasado 29 de octubre, "reformular" las políticas urbanísticas y de construcción de infraestructuras asumiendo los riesgos reales y tangibles provocados por el cambio climático, no solo en zonas inundables sino también en áreas costeras afectadas por los temporales.
Esta es una de las recomendaciones que esta institución consultiva y asesora de la Generalitat plantea en un informe, aprobado este lunes por la mayoría de sus miembros, sobre "Cambio climático y ordenación territorial" después del "devastador fenómeno meteorológico", que afectó a más de 553 kilómetros cuadrados de territorio, correspondiente a 75 municipios y a una población de 845.000 personas, y que tuvo el dramático balance de 228 fallecidos.
El informe recoge la evolución de la legislación valenciana en materia de ordenación del territorio y varios estudios de expertos, como los catedráticos de la Universitat de Alicante, Jorge Olcina, y Joan Romero de la Universitat de València y la jurista y directora del departamentos de Urbanismo de la Universitat Politècnica de València (UPV), María Emilia Casar, sobre la dana del 29 de octubre.
No repetir los errores del pasado
A juicio del Consell Valencià de Cultura hay que introducir la variante ambiental en la construcción de nuevas infraestructuras y no construir en zona inundable para "no repetir los errores del pasado, puesto que los fenómenos son naturales pero las consecuencias de los desastres no".
Recomienda también evitar reconstrucciones y construcciones en dominio público hidráulico y marítimo-terrestre con alto riesgo; hacer acompañamiento económico desde las administraciones a la ciudadanía y empresas que tengan que reubicar sus viviendas y negocios y adaptar los planes locales a la legislación existente.
También pide paralizar, "de forma cautelar", los desarrollos urbanísticos de dudoso encaje territorial para analizar su viabilidad, la mayoría concentrados en la costa y en zonas inundables.
Aboga por fomentar la colaboración entre administraciones para recuperar el nivel de inversión en infraestructuras hidráulicas anterior a la crisis de 2008 y "caminar hacia una disciplina urbanística real" con mecanismos de inspección y sanción eficientes, que conduzcan hacia un nuevo modelo de ordenación del territorio "más seguro, más resiliente, sostenible y adaptado a los nuevos retos del cambio climático" y a un mayor uso del transporte público, especialmente en el área metropolitana.
El CVC recomienda asimismo habilitar protocolos de actuación que puedan ser aplicados "con criterios técnicos y de manera eficiente", tomando como modelo las alertas en Japón y en México por los terremotos, o en los Estados Unidos ante los tornados; mejorar la coordinación entre administraciones a través de "la cultura del pacto y poniendo en el centro los intereses y necesidades de la ciudadanía" y fomentar una educación climática de la ciudadanía.
A su juicio es también importante crear corredores verdes de canalización del agua además de adecuar las infraestructuras hidráulicas a las nuevas necesidades; recuperar los espacios naturales que antes servían como amortiguadores ante las inundaciones e invertir en la creación de energías renovables, en el desarrollo del transporte sostenible y en programas de restauración ambiental.
Este informe será enviado a la Vicepresidencia Segunda y Conselleria para la Recuperación Económica y Social de la Comunitat Valenciana, a la Conselleria de Medio Ambiente Infraestructuras y Territorio, a la Agencia Valenciana de Protección del Territorio, a las personas expertas comparecientes y a todos los ayuntamientos de las poblaciones de la Comunitat Valenciana.
Impacto en las artes visuales
El pleno del CVC ha aprobado también hoy, por unanimidad, un informe sobre el impacto que tuvo la dana en el sector de las artes visuales -en espacios de creación, estudios, galerías y obras de arte- y recuerda que la cultura "también es infraestructura, memoria y tejido comunitario".
Como medidas de futuro, propone la creación de protocolos de actuación ante catástrofes naturales; establecer inventarios digitales y seguros adaptados en la práctica artística; incluir al sector cultural en los planes municipales y autonómicos de protección civil; diseñar ayudas rápidas para la recuperación de espacios y materiales; fomentar la formación específica en restauración e impulsar la creación de infraestructuras colectivas para almacenaje preventivo de obras.
La institución pide asimismo que se reconozca la cultura como infraestructura crítica y no solo como generadora de valor simbólico y social, sino como un bien común que tiene que ser protegido, planificado y cuidado antes, durante y después de cualquier emergencia
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