En Valencia contamos con innumerables y grandes nombres dentro de
todos los ámbitos de las artes, ya sean escritas, escénicas o
plásticas, y es dentro de estas últimas artes donde nuestro
personaje central de este artículo se desenvolvió de una manera tan
impresionante, que ha pasado a ser uno de los mejores pintores de
toda la historia de la humanidad, Joaquín Sorolla Bastida
(1863-1923).
Nuestro pintor fue hijo de Joaquín Sorolla Gascón, aragonés de un
pueblo de Teruel y, de la joven valenciana María Concepción Bastida
Prat. Ambos se establecieron en la entonces llamada, Calle Nueva, una
calle bastante estrecha que se inicia en la Plaza del Mercado y acaba
en la Calle de los Derechos, la cual actualmente es peatonal y está
rotulada como Calle de las Mantas.
En esta calle se asentaron algunos comerciantes venidos de la
Serranía y de Aragón, abriendo algunos comercios como «El
Caballo», o el de los «Los Gatos» especializado en mantas y
colchas. Asimismo, los padres de Sorolla también se establecieron en
el número 8 de esa calle, regentando una tienda de tejidos llamada
«La tendeta dels sis dits» («La tiendecita de los seis dedos»).
La mayoría de los comercios de esa calle estaban dedicados a la
venta de productos de invierno como calcetines, bufandas, colchas y
en especial mantas, motivo por el cual, la original Calle Nueva con
el discurrir del tiempo pasó a rotularse como Calle de las Mantas.
Una vez situado el entorno, llegamos al día 27 de febrero de 1863,
día que vio la luz por primera vez Joaquín Sorolla, luz que
posteriormente sabría plasmar magistralmente en sus cuadros,
luciendo y llevando la luz del mar Mediterráneo y de su Valencia
natal por todo el mundo.
Pero por los azares de la vida, los padres de Sorolla, después de
haber tenido a su segunda hija, Concepción, tuvieron que trasladarse
y fijaron su nueva residencia en la Calle de Barcelona, también en
Valencia, y eso hizo que Sorolla nunca más viviera en la casa que le
vio nacer, pero le tenía mucho cariño a la misma, así que solía
visitarla en sus numerosos viajes a Valencia tras pasear por el
Mercado Central y la Plaza Redonda, pues Sorolla estableció su
residencia finalmente en Madrid. Mas, su bisnieta Blanca Pons
Sorolla, en alguna ocasión ha relatado la historia de que, en uno de
esos viajes, estando frente a la casa que lo vio nacer, cogió una
baldosa del suelo y comenta que su bisabuelo dijo:
«Sobre esta baldose vine al mundo»
Actualmente esa baldosa se encuentra expuesta en una vitrina en el
Museo Sorolla de Madrid.
Los padres de Sorolla murieron cuando él tenía dos años, primero
su madre, y tres días después su padre. La hermana de su madre,
Isabel Bastida Prat y su marido Juan Piqueres Guillén se hicieron
cargo de los pequeños hijos de su hermana.
Su tío tenía una forja en El Grao de Valencia y estaba enseñándole
el oficio a su sobrino, pero al ingresar Joaquín en la Escuela
Normal de Valencia, el director de la misma Juan Baltasar Perales
comprobó las excepcionales dotes para el dibujo que tenía el joven
y alentó a sus tíos para que favorecieran que estudiara bellas
artes, y estos así lo hicieron, llegando a convertirse el joven, en
el impresionante pintor que llegó a ser.
La casa natalicia de Sorolla desde que el pintor dejara de vivir en
ella y además, desde que dejara de visitarla, había estado sin
identificar de ninguna manera, pero en 1978, Jaime Nácher,
presidente ese año de la Falla de la Plaza de Lope de Vega, situada
a un minuto de la casa natalicia de Sorolla, tuvo la genial idea de
homenajear a Sorolla. Así de esa manera, la falla decidió colocar
un mural compuesto por doce azulejos circundado por una ornamentada
orla, la cual, en su parte superior izquierda luce el escudo de la
falla, en el centro se encuentra una reproducción del autorretrato
que pintó en 1909, y bajo él se encuentra la leyenda:
«1863-1923 Casa natalicia del ilustre pintor valenciano Joaquín
Sorolla Bastida»
Bajo esta leyenda hay una recreación de un cuadro de Sorolla sobre
la «pesca dels bous» («pesca de los toros») y, abajo del todo se
encuentra la última leyenda:
«Falla Lope de Vega- febrero de 1978»
Y en la parte inferior derecha se encuentra la firma del autor del
mural, el pintor y escultor valenciano Manuel Boix (1942), una de las
máximas autoridades en la Escuela de Cerámica de Manises
Para la inauguración de este mural, se contó con la asistencia del
entonces alcalde de Valencia Miguel Ramón Izquierdo (1919-2007) y de
la concejal Josefa Ahumada Camps (¿?-2003), las fallera mayores de
la falla de ese año y una banda de pífanos. El discurso central del
acto estuvo a cargo del jurista valenciano Vicente Giner Boira
(1910-1997).
Mas, con el paso del tiempo la casa natalicia de Sorolla junto a dos
más colindantes, se convirtieron en el solar donde se levantó un
edificio de tres plantas que en la actualidad es el «Flatsforyou
Sorolla House», una pequeña torre de apartamentos sin ningún valor
histórico. Así pues, bajo el punto de vista de este articulista,
aun sabiendo que Joaquín Sorolla tan sólo vivió en esa casa apenas
dos años de su vida, se debía haber conservado y restaurado para
situar en ella, por ejemplo, el Museo Sorolla de Valencia, ya que el
Museo Sorolla como tal, se encuentra en Madrid en la que fuera la
casa de la familia Sorolla, siendo su mujer Clotilde García del
Castillo (1865-1929), quien tras su muerte, seis años después de su
marido, quien cedió su casa y todos los cuadros que disponía de su
marido al municipio de Madrid, para que todo el mundo pudiera
disfrutar de la obra de su esposo.
Por este motivo, de la que fuera la casa natalicia de uno de los
pintores más grandes y representativos de Valencia, no queda
absolutamente nada, y tan sólo da fe de ello el mural de azulejos
que, tras la construcción del nuevo edificio, y no sin pocos
esfuerzos por parte de la falla, se volvió a colocar en la fachada
de la nueva construcción entre la puerta de entrada a los
apartamentos y una de las dos tiendas que la flanquean, la de la
derecha.
Hay ocasiones en que realmente las personas no llegamos a entender de
lo que nos estamos deshaciendo hasta que ha pasado algún tiempo,
pero cuando lo hacemos, ya es tarde, en ocasiones, muy tarde.
Valencia es sinónimo de grandes pintores, y en ocasiones, de pésimas
decisiones.