El senador e historiador –por este último rol ha trascendido a la posteridad- Tácito relató cómo los temidos druidas lograron amedrentar al inquebrantable ejército romano en la galesa isla de Anglesey. Lo hicieron apareciendo de súbito, con los brazos levantados y lanzando todo tipo de imprecaciones y maldiciones contra los invasores. Los legionarios, que nunca se habÃan topado con un grupo de druidas en plena efervescencia, quedaron aterrorizados. Con el paso del tiempo se recobraron y vencieron a los bretones.
Una sensación similar bloqueó hasta casi la paralización los pactos de gobierno suscritos en Sedavà y Xirivella. Prácticamente apuraron al inicio del pleno de investidura para sobreponerse a sus temores y superar al PP, la formación más votada en esos municipios y que durante el pasado mandato los dirigió. La pócima que emplearon para engullir el terror que les inspiraban las imágenes, casi espectrales en su mente, del actual diputado Enrique Ortà y del otrora cargo provincial Rafael Pérez, consistió en suscribir un pacto de alternancia en la vara de mando. Los meses van transcurriendo y la fecha de cumplimiento del cambio de alcalde se acerca.
En el caso de SedavÃ, el socialista José Francisco Cabanes transigirá en junio. Acompañado por su alter ego Santiago Sánchez, entregará el mando local al grupo de CompromÃs, capitaneado por Josep Ferran y por Joan, ambos con el caracterÃstico en la comarca apellido Baixauli. El transcurrir del tiempo, y con la edil de Hacienda y portavoz de Si Se Puede SedavÃ, Inés Cabrelles, como tercera en discordia, ha ido puliendo diferencias y reduciendo distancias. No todas, ni mucho menos. Por el momento, las suficientes para respetar el acuerdo de relevos.
En Xirivella otro socialista, Michel Montaner, cuenta con un margen mayor para ceder el testigo de la vara de mando. Un año más, para precisar. Tampoco vive una relación de enamoramiento con sus socios de CompromÃs y la filial local de Podemos, en este caso Sà Se Puede Xirivella, más nutrida –con sus tres ediles- que la de SedavÃ. Aunque hasta la fecha conviven con el respeto suficiente para acatar sus pactos. De lo contrario, saben que la sombra de los ´druidas´ populares resulta lo suficientemente alargada para atemorizarles de nuevo.