En una estrofa de la letra de la
canción ´A quien corresponda´, de Joan Manuel Serrat, se dice algo que si en la
denominada transición aún era admisible, ya no a estas alturas del partido.
"Las reformas nunca terminan y llegamos siempre tarde donde nunca pasa nada.."
reza un pasaje de la bonita melodía.
La nueva Ley de Coordinación de Policías
Locales está en permanente modificación ante el asombro de todos y bien podía
serle de aplicación lo expuesto en la canción denuncia del cantautor catalán.
Desde luego, no esperamos que desde la Generalitat Valenciana se emule la gran
década del derecho administrativo español del siglo pasado (Ley de
Procedimiento Administrativo de 1958, Ley de Expropiación Forzosa, etc), pero
sí al menos que se hagan las cosas mínimamente bien para que no tengan que
estar modificándose las normas continuamente como está ocurriendo con la Ley de
Coordinación de Policías Locales.
Ahora un periódico titula: "Decretazo de Ximo Puig para ser
policía local: siete meses de academia pagando y luego jugársela en una
oposición". Si bien es verdad que han hecho muchas cosas mal, o mejor dicho,
muy mal sin que pase nada, justamente esta nueva regulación del acceso a los
Cuerpos de Policía Local en la Comunidad valenciana nos parece adecuada. Luego
se verá si se ejecuta correctamente porque una cosa es la teoría y otra la
práctica.
Desde nuestro punto de vista, la
mayor aportación que hace la Ley de Coordinación de Policías Locales, es adoptar
el modelo balear de selección. Muchos dicen que no han acertado ni una con la
aprobación de la Ley y hasta puede que no les falte razón, pero en el caso
concreto del acceso a la Policía Local parece necesario una regularización más
adecuada que la hasta ahora existente. La ley pone los mimbres y el decreto ,
con todos sus defectos, concreta y posibilita que se lleve a cabo el proyecto.
Actualmente, uno tiene la sensación de que cuando una persona decide acceder a la Función Pública no se guía por su
vocación sino que lo primero que hace es una composición de lugar en la que analiza dónde va a tener más fácil el acceso a la plaza.
En muchos casos, al futuro
opositor le da igual ser cartero, funcionario de prisiones, administrativo o
policía. En definitiva, lo que quiere es una plaza fija para toda la vida.
Cuando le está dando vueltas al asunto le viene a la cabeza que su tío es
concejal en un ayuntamiento o que tiene un amigo que es alcalde de un
municipio.
Entonces contacta con el familiar o el amigo y éste le dice las plazas que van a convocarse y se
percata de que en la que tiene más posibilidades es la de policía local. Con la
ayuda correspondiente, obtiene la plaza sin haber valorado qué obligaciones va
a tener cuando tome posesión del cargo ni cuál es el código ético que el mismo
le impone. No sabe, o no quiere saber, que hay determinados puestos en donde el
deber de sacrificio es exigible de una forma especial.
Con todos estos
antecedentes, parece más que exigible la profesionalización del servicio
policial y a ello debe contribuir el nuevo sistema de acceso establecido en el
decreto que fija la obligación de pasar primero por la Academia y superar un
curso de donde aquellos aspirantes que lo superen, salgan con la habilitación
para ejercer la profesión de policía local.
Hasta ahora, bastaba aprobar la
oposición con preguntas tipo test, muchas veces con sospecha de filtración, para
luego realizar un curso básico de capacitación en el IVASPE donde el porcentaje
de suspendidos era del 0% para adquirir la condición de funcionario de carrera .
Esto permitía campar a sus anchas a los ayuntamientos.
Ahora, con el nuevo decreto, no se va a
impedir que los ayuntamientos sigan "mangoneando", pero se les va a limitar su
campo de acción. Van a seguir haciendo ellos la selección de personal si lo
desean pero lo harán entre aquellos que se encuentren habilitados tras haber
superado un curso previo de siete meses en donde es de esperar que haya un
número razonable de suspendidos y en donde sólo superen el mismo los que no
sólo acrediten conocimientos de la materia, sino ciertas actitudes que son
imprescindibles para el desempeño de la función policial como capacidad de sacrificio,
puntualidad, espíritu de servicio, etc., en definitiva, un conjunto de
cualidades que sólo pueden detectarse después de siete meses de intensa
convivencia.
Ahora, el porcentaje de los que
quieren ser policías para acogerse a los múltiples beneficios que les ofrece la
Función Pública ,que no son pocos, se reducirá notablemente y sólo se
aventurarán a adentrarse en un proceso complejo aquellos que realmente quieren
ser policías locales y no otra cosa. Luego, el profesorado y los instructores
del IVASPE serán los encargados de hacer bueno o malo el proceso, pues de su
integridad y objetividad dependerá que sólo se habilite a los mejores y se
aparte a aquellos que no tengan
aptitudes o, lo que es más importante todavía, actitudes para el cargo.
Pensamos que la Ley ha fracasado estrepitosamente en
materias como la de interinos y con la superflua creación de Observatorios a
modo de chiringuitos, amén de otras cuestiones inquietantes pendientes de
desarrollo como la posible creación de un grupo de "espías" para la
investigación de conductas inapropiadas de miembros de la Policía Local, eso
sí, sólo a instancias de la Alcaldía respectiva.
Sin embargo ha acertado
plenamente en esta cuestión tan fundamental como es el establecimiento de
acceso a la policía local como si se tratase de una profesión. ¿O acaso el que
quiere ser maestro, médico o arquitecto hace primero la oposición y luego, si
aprueba, estudia la carrera con cargo a los fondos públicos que todos pagamos?