Hace escasos dos meses escribía en estas mismas páginas
sobre la necesidad de una reformulación del concepto de gestión de los residuos
sólidos urbanos en la Comunitat. Incidía sobre todo en el impacto enorme que la
acción u omisión del hombre ha supuesto en la configuración de nuestro entorno,
en especial a raíz de los últimos hallazgos en el Ártico gracias a los estudios
de un grupo de científicos. Sin embargo, un virus convertido a categoría de
pandemia ha modificado por completo cualquiera de los preceptos que pudiésemos
tener en muchos de nuestros ámbitos cotidianos. Y, por primera vez en muchos
años, ha afectado a todo el mundo, sin excepción. Todas las administraciones,
en cualquiera de los niveles, han tenido que adaptarse en horas a una nueva
realidad porque, más allá del Estado de Alarma, la vida continúa y, por tanto,
los ciudadanos deben tener cubiertas una serie de necesidades que no pueden
esperar. Se ha tenido que improvisar a marchas forzadas una estructura paralela
a la ordinaria desde las viviendas de cada uno de los funcionarios que
desempeñan su trabajo en la administración. En escasas horas hemos plasmado el
trabajo que, en condiciones normales, nos habría costado años llevar a cabo. Y
se ha demostrado que con esfuerzo y empeño se puede conseguir cualquier meta.
No solo se trata de aumentar las partidas económicas –muy importantes, también-
sino de diseñar un plan y ejecutarlo en términos de eficacia, pero sobre todo
de eficiencia. Hemos realizado un recorrido que ya no tiene marcha atrás. Ya
nada será igual que antes. Nos servirá de lección para arrogarnos de aquellas estructuras
puestas en marcha ahora y que nos pueden acompañar en el nuevo camino.
Estas
semanas de confinamiento nos han demostrado que la condición humana está por
encima de cualquier otro de los factores económicos que con tanta abundancia
–en ocasiones convertida al límite de la ligereza- estamos acostumbrados a
emplear en nuestro día a día. Personalmente, he sido víctima también de la
pandemia de la que me recupero satisfactoriamente sin dejar de atender a las
obligaciones inherentes que tengo en virtud del puesto de alta responsabilidad
que desempeño como alcalde del pueblo en el que he nacido. Desde la habitación
de un hospital, que abandoné tras una semana en la que uno valora especialmente
el trato excepcional de nuestros profesionales sanitarios, he tenido tiempo
suficiente de reflexionar sobre la importancia del capital humano por encima de
cualquier otro factor. A su lado, el criterio de rentabilidad, eficiencia o
beneficio se convierten en una absoluta nimiedad. En algo que no merece la pena
ni discutir. No lo valoramos en su justa medida hasta que lo comprobamos en
primera persona. Nuestra sanidad –con la labor enorme de nuestra consellera Ana
Barceló al frente- y nuestro personal sanitario, más allá de desencuentros
ideológicos en la gestión, está a la altura de cualquier potencia mundial y el
abrigo social que nos protege –cimentado en las políticas
del Botànic y de su vicepresidenta Mónica Oltra- es un espejo más allá de
nuestras fronteras. Su función es igualar a todas las personas.
Sin embargo, todo ello no sería posible sin el esfuerzo
de todos los ciudadanos que contribuyen a su financiación. Durante los últimos
años se han completado en nuestra Comunitat proyectos e inversiones como el
Fondo de Cooperación Municipal impulsado por Ximo Puig que han dado su fruto
ahora que las hemos necesitado. Hemos recurrido a ellas en el momento oportuno
y la respuesta ha sido evidente. No solo hemos dispuesto de partidas
presupuestarias sino también de una estructura técnica y humana capaz de
ejecutarla correctamente. La capacidad de decisión para atender la avalancha de
necesidades ha sido imparable. Una improvisación muy bien planificada y
argumentada. Y en este proceso han participado todos, desde los mandos
ejecutivos hasta los administrativos. Porque al final se trata de sacar entre
todos una respuesta adecuada y tácita a un problema global. El verdadero reto que
tenemos por delante desde ahora consiste en afrontar, precisamente, el nuevo
sistema de fuerzas que se nos ha planteado en este nuevo escenario y saber
responder con una solución global. Los egoísmos están fuera de lugar.