El caso de los trajes de Camps deja al PP valenciano sin peso en el gobierno de Rajoy

Mariano Rajoy ha dado a conocer a los miembros de su primer gobierno, formado por personas de su plena confianza, tres independientes, algún tecnócrata y sólo un valenciano, el alicantino José Manuel García Margallo, un político amigo íntimo de Rajoy, eurodiputado y con un bagaje y formación política muy vasta. El  caso de los trajes que juzga a Francisco Camps y Ricardo Costa y la guerra soterrada de familias en el PP valenciano, con un Alberto Fabra que no acaba de convencer, ha motivado que Rajoy no cuente con la segunda federación española en su primer gobierno.

El tan cacareado poder valenciano del que hacía gala el PP de Eduardo Zaplana, primero, y Francisco Camps, antes de caer en desgracia, se ha esfumado. Y, lo que es peor, tardará en volver. Porque Rajoy se las ha tenido que tragar dobladas en los meses previos a las elecciones generales por culpa del lamentable espectáculo ofrecido por sus correligionarios en la Comunitat Valenciana, con varios altos cargos reconociendo haber recibido regalos de la trama Gürtel, y ahora con un ex presidente de la Generalitat y el ex secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa 'Osea', en el banquillo. La vergüenza ajena que sentimos muchos valencianos cuando escuchamos las conversaciones entre éstos y los cabecillas de la trama corrupta, es la que debe sentir Mariano Rajoy, un hombre íntegro que detesta los escándalos.

La Comunitat Valenciana se queda sin el poder valenciano en Madrid y sin el poder financiero históricamente representado por la CAM, Bancaja y Banco de Valencia. La Comunitat Valenciana está a un paso de ser calificada como bono basura por la agencia de calificación Standard & Poor's. O se produce un milagro o un cambio radical en la gestión de los populares, a quienes se les acumulan los problemas, o nos hundimos.