Mucho oÃmos ese mantra de que, en España y en nuestra Comunitat Valenciana, se vive muy bien: Calidad de vida, ocio, restauración, clima, seguridad, servicios, …, pero, sin embargo, nos encontramos con datos relativos a una "fuga" de personas quienes, con nacionalidad española, tienen establecida, a enero del 2025, su residencia al extranjero: 3.045.966 personas según INE.
Cifra récord cuando desde 2009 se empezó a medir la variable y en la que el total de españoles que residÃan en el extranjero no llegaba a un millón y medio (1.471.691 personas), habiendo ido in crescendo, sin excepción y desde entonces, alcanzando en enero de 2014 los dos millones, concretamente 2.058.048, y, ahora, habiéndose superado, los tres millones. Datos del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) que muestran como el aumento de personas que marchan fue un 4.7% superior comparando datos de enero de 2025 con la misma fecha del 2024, fecha en la que se contabilizaban 2.908.649 personas, superior a las del 2023 con 2.790.317 personas.
Lo más preocupante del caso es que la mitad de las personas que cambiaron su lugar de residencia al extranjero, tenÃan una formación superior o técnica. SangrÃa constante de capital humano con coste cifrado, según BBVA, en 155.000 millones de euros de descapitalización, sin tener en cuenta que, en los seis primeros meses de 2025, más de 1.000 graduados en enfermerÃa han solicitado trabajar en el extranjero.
Y es que, con relación a quienes disponen de titulación universitaria, son muchos los factores que influyen en esa decisión:
- Sobre formación y capacitación no acorde a las necesidades de un mercado laboral lastrado por el tamaño de empresas y sector predominante, donde el 92,82% empresas son de menos de 9 trabajadores (alcanzando el 98,78% si se suman las de menos de 49 personas trabajadoras) y un sector servicios que aglutina el 74% de las empresas de nuestro paÃs.
- Inestabilidad laboral junto con eminente falta de reconocimiento profesional y manifiesto sentimiento de que el tiempo invertido y la formación no se valoran.
- Falta de plan de desarrollo de un proyecto profesional y por ende de proyección vital.
- Sueldo muy inferior a remuneraciones de otros paÃses (con coste medio por empresa de 25€/hora) a pesar de trabajarse más horas (con media de 1.632 hrs / año trabajadas)
- Imposibilidad de acceso al mercado inmobiliario en condiciones adecuadas, asà como de posibilidad de ahorro.
Por contra, contamos con un flujo continuo de personas trabajadoras con perfiles menos cualificados que vienen de fuera a residir y cubrir las necesidades de sectores poco o nada especializados (hostelerÃa o sector agrario), muy necesarios pero que aportan menos productividad a nuestra economÃa. EconomÃa en la que muchos profesionales con titulación universitaria de fuera de España han intentado establecerse, habiéndose tenido que ir desilusionados porque no habÃa proyección laboral ni sueldos que compensasen la calidad de vida que disfrutamos.
Todo eso hace que la percepción no sea la de una sociedad justa, aunque disfrutemos de más sol y opciones de ocio y servicios...