Han pasado más de seis meses desde aquel trágico 29 de octubre de 2024, cuando la DANA golpeó con una violencia insólita buena parte de la provincia de Valencia, dejando 228 muertos y un rastro de destrucción, impotencia y desamparo. Y sin embargo, lo que deberÃa haber sido una lección de unión institucional para reconstruir con rapidez y dignidad, se ha convertido en un lamentable campo de batalla polÃtica.
Las imágenes de Paiporta, Catarroja y tantos municipios de l'Horta Sud, La Ribera Alta, la Hoya de Buñol-Chiva, Uriel-Requena, Camp de Túria, La SerranÃa y tres pedanÃas de Valencia, anegadas, con viviendas inhabitables, comercios destruidos y carreteras impracticables, aún escuecen en la memoria de los vecinos. Pero lo que más duele es la sensación de abandono. No solo el inicial, sino el prolongado. Y mientras tanto, PSOE y PP siguen tirándose los trastos a la cabeza, culpándose mutuamente de la falta de previsión y la lentitud en la respuesta. Lo cierto es que habÃa informes técnicos para intervenir en rÃos y barrancos que habrÃan evitado la tragedia, pero la CHJ (el Gobierno de España) y los socios, como CompromÃs, no actuaron cuando tocaba.
¿De verdad esto es lo prioritario? ¿Discutir quién tuvo más culpa mientras hay familias que siguen sin ayudas, negocios que no han reabierto y agricultores, autónomos y empresarios que lo han perdido todo?
No es admisible. Ni en octubre, ni ahora. Ni por parte del Gobierno central, ni del Consell, ni de las diputaciones, ni de los ayuntamientos. Esta tragedia no entiende de ideologÃas, ni de colores polÃticos, ni de pugnas institucionales. Lo que exige es una gran alianza para la reconstrucción, sólida, real y urgente.
El Consell de Mazón culpa a Pedro Sánchez de no haber activado con la rapidez debida las ayudas estatales ni los fondos europeos disponibles. El PSOE responde denunciando la desorganización en la gestión autonómica y la falta de medios en los servicios de emergencias. La realidad, como suele ocurrir, está en medio: la administración pública, en todos sus niveles, no estuvo a la altura. Ni antes, ni durante, ni después.
Y quienes lo están pagando son los vecinos, los comercios locales, los autónomos, los agricultores valencianos, los ayuntamientos desbordados que, sin apenas recursos, se han dejado la piel para socorrer a sus ciudadanos sin la ayuda que se esperaba de arriba.
¿Dónde están los fondos europeos de reconstrucción? ¿Dónde están los equipos técnicos, los refuerzos humanos, las soluciones estructurales? ¿Dónde están las infraestructuras prometidas para evitar que esto vuelva a ocurrir?
No podemos permitir que este desastre se quede como un capÃtulo más en la larga lista de emergencias mal gestionadas. Y mucho menos podemos consentir que la tragedia se utilice como munición electoral. Esto no va de ganar titulares ni votos, va de levantar una provincia golpeada, de garantizar que, si la lluvia vuelve con la misma violencia, no tengamos que lamentar las mismas consecuencias.
Por eso, desde El Periódico de Aquà exigimos una actuación coordinada, generosa y ambiciosa. Un pacto de reconstrucción que implique al Gobierno de España, a la Generalitat, a los municipios y a la Unión Europea. Que no reparta culpas, sino responsabilidades compartidas. Que no llegue tarde. Que esté a la altura.
Y sÃ, que la justicia investigue lo que haya que investigar: si hubo negligencias, si se retrasaron protocolos, si se recortaron recursos. Pero esa es otra vÃa, necesaria pero paralela. Ahora toca reconstruir. Y hacerlo bien.
Porque Valencia no puede permitirse otro 29 de octubre como el de 2024.