Los equipos (y sus aficionados) que se sienten –
por derecho - más de primera división que de segunda cuando han estado en una
mala época y finalmente han bajado ya saben lo que se siente. Mejor no hacer
sangre y no poner ejemplos. Ahora bien, los hay que habiendo bajado pelean y
consiguen recuperar la división de honor y otros, aunque nunca guste, que inician
un lento declive que los va alejando de los tiempos gloriosos y solo queda ese
pasado magnÃfico al que se aferran los nostálgicos cuando quieren olvidar la
última derrota bochornosa.
A España, bien lo
sabemos, le ha gustado estar en primera desde hace siglos. Bajamos a segunda
(por decirlo de alguna manera) con la pérdida de las últimas colonias al final
del XIX, lo que arrastró una depresión económica y social. Asà el paÃs estuvo
décadas manejando buenas ideas mal rematadas y caldeando odio.
Acabada la Guerra Civil y de ahà en adelante, mal
que pese a algunos, "lo de España" fue
una historia de éxito. No se le olvida a nadie quién
estaba al frente del paÃs desde el año 1939 hasta mediados los años 70 porque
no se deja de hablar de él constantemente, pero lo cierto es que con aciertos y desaciertos (notables en ambos casos)
el paÃs tuvo un enorme despegue. Y ese éxito no puede ser exclusivo del que
estaba arriba del gobierno ya que existieron diferentes aportes externos:
Arrimó el hombro Argentina con un préstamo potente
en el año 1946 que venÃa a sustituir – en cierta medida – los fondos que nunca llegarÃan del Plan Marshall y que sà llegaron a
grandes paÃses de Europa. También, préstamos que empezaron a llegar desde
Estados Unidos de forma creciente y que llegaron a ser de gran cuantÃa con el acuerdo
entre los paÃses para la instalación de las bases militares en nuestro
territorio. Además, comenzaba a llegar la divisa de los españoles emigrados al
extranjero y que se distribuÃa por las zonas más deprimidas del paÃs (origen
mayoritario de la emigración). Buenos ministros en el área económica, habilidad
con las devaluaciones de la moneda y el turismo internacional que comenzaba
consiguieron aquello que llamaron "milagro español".
Se dejaba atrás en España, por fin, una miseria tan
secular como asumida y empezaba un tiempo de esperanza en el que la posibilidad
de progreso llegaba a los que nunca la habÃan tenido.
La propia evolución del paÃs (incluyendo la llegada
de la democracia) atrajo a empresas multinacionales en todos los sectores, la
cuales fueron una verdadera aspiradora para chicos que, aún con origen humilde,
pudimos hacer carrera en las universidades y ejercerla. Muchas de estas
empresas ya marcharon pero dejaron el poso de miles de ciudadanos con una
mirada global sobre cualquier cosa, algo fundamental en estos tiempos.
En cualquier caso y ya metidos en democracia
tuvimos otros éxitos que tuvieron que ver con la entrada en la esfera
internacional: OTAN, Comunidad Económica Europea, buenas relaciones con los
paÃses del entorno (al norte y al sur) y, por supuesto, con Estados Unidos.
PodrÃa decirse que por aquellos años de comienzos
de este siglo estábamos en el sitio "que nos correspondÃa", entre los 10
primeros del Mundo (primera división, por tanto) y éramos tenidos en cuenta en
cualquier foro internacional.
A partir de ese momento y vistos los resultados,
parece que llevamos un rumbo errático y de declive. Leyes de educación
cambiantes que no acaban de dar una formación básica y sólida a los muchachos,
movimientos secesionistas que fomentan la algarada permanente, crÃtica severa a
los nuestros que triunfan con sus empresas, crÃticas a los mismos por hacer
donaciones filantrópicas, corrupción que desanima al que pretende intentar
cosas nuevas, desaires a grandes paÃses del norte y del oeste y finalmente
desaires también a algún paÃs del sur.
El
resultado es que vamos perdiendo amigos. Metidos en "lo nuestro", en un
permanente crear problemas para luego solucionarlos, lo cierto es que perdemos
posiciones, competitividad, relaciones y no se nos invita a ciertas maniobras
militares. Y paÃses vecinos nuestros toman posiciones que tuvimos nosotros. Es
algo que ocurre casi de forma inadvertida pero real: perdemos posiciones. Y a
este paso bajaremos a segunda división. Subir a primera otra vez costará mucho.