Más de dos años antes de las elecciones del último domingo de mayo de 2027 el PSPV ya tiene candidatas a los principales bastiones institucionales. "Nada me haría más ilusión que ser presidenta de la Generalitat con Pilar Bernabé de alcaldesa de Valencia". Por medio de esta sentencia la actual secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant, ya se ha proclamado presidenciable y le ha dado el pedigrí de alcaldable a la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana
.
Directamente. Sin esperar más ni aguardar a supuestas primarias internas. Todo de una tacada. Y en los albores del enrevesado proceso judicial de la dana de compleja resolución. La polarización de cargos que se sobreentiende en el PSPV (al igual que en el PP y en los principales partidos) obliga.
Pilar Bernabé tenía que subir el primer escalón, el del ascenso a la secretaría general local. El plazo concluía y ella lo ha dado esta semana en plena polémica de última hora sobre si finalmente carece de la titulación universitaria que dejaba caer en su currículum. Y una vez logre el mando máximo del partido en Valencia, se sobreentiende que la candidatura a la alcaldía va implícita.
No debería de ser requisito sine qua non. De hecho, en la segunda ciudad más populosa de la provincia, Torrent, el exalcalde y último candidato socialista, Jesús Ros, no ostenta la secretaría general de la agrupación del PSPV. Lo hace Ximo Planells en una práctica división de funciones que posiblemente permite dosificar más las fuerzas.
No obstante, la estrategia torrentina no se ha popularizado. En el PP la presidenta en Valencia es la misma persona que dirige la alcaldía, María José Catalá, pese a que su antecesora conmilitona en la vara de mando, Rita Barberà, siempre prefirió mantenerse al margen de la dirección del partido y cedía esa presidencia a alguno de sus concejales.
Y en el PSPV, que hace décadas que no gana unas elecciones en la ciudad de Valencia, la secuencia se repite. Sandra Gómez fue reelegida secretaria general socialista hace tres años, uno antes de los comicios de 2023. Esa elección implicaba para ella asegurar que sería cabeza de lista un año después. En el caso de Pilar Bernabé, volviendo al presente, su presentación y seguro acceso al cargo de máxima responsabilidad se producirá dos años antes de las elecciones de 2027.
Y en su caso, además, no existe duda de la fecha. En el de Morant podría especularse con un siempre posible –constituye un derecho estatutario y ya lo aplicó Ximo Puig en 2019, aunque fuera por ganar un mes- adelanto electoral en las elecciones al parlamento autonómico. Y podría argumentar el PSPV que de ese modo ya está preparado para la posibilidad con una candidata in pectore. No obstante, ni en Valencia ni en el resto de municipios se plantea esa opción: las elecciones tienen una fecha clara e inamovible en mayo de 2027.
¿No resulta precipitado presuponer que Pilar Bernabé será candidata a la alcaldía de Valencia? Su objetivo e ilusión es esa desde hace tiempo. Y sabe que tiene el plácet de quien dictamina en el PSOE, su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. No obstante, queda "un mundo", expresión muy utilizada en política para referirse a meses antes de una campaña electoral. Y aquí hablamos de un bienio.
¿Planificación o precipitación? El tiempo dirá ante un futuro siempre incierto y cada vez más imprevisible. Por cierto, quién también ha asentado su candidatura a presidir la Diputación de Valencia es Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata. En su caso no ha visto cómo se le extendía la alfombra roja del socialismo a su paso. Ha tenido que bregar con un potente rival interno al que apoyaba la cúpula autonómica. Y ha vencido. Circunstancias opuestas para un mismo fin: una proclamación anticipada a dos años vista.