Marvel se supera con esta revisión de unos superhéroes ya vistos en el cine. Como apunta el título, comienza desde el principio y se desvincula de otras adaptaciones. Eso le permite aplicar una ambientación retrofuturista y aproximar las imágenes a las de los primeros cómics. El legado del genial tándem que formaron Stan Lee y Jack Kirby se hace más presente que en la mayoría de las versiones anteriores. El hecho de que la trama sea totalmente inteligible y humanice a los protagonistas también le favorece. El guion controla el ritmo del relato, sin alargarse gratuitamente, y la factura técnica es impecable. Todo ello coloca al filme entre los mejores títulos de la factoría y abre un camino prometedor.
Los 4 Fantásticos se ven sorprendidos por el inesperado anuncio de un ataque asolador inminente. El poderoso e implacable Galactus destruirá pronto el planeta que habitan, Tierra-828. Así se lo ha advertido su heraldo, la enigmática Silver Surface. Son pocas las posibilidades de vencer a este dios espacial, pero deberán intentarlo unidos y maximizando sus habilidades. Tan arriesgada misión coincide con el embarazo de Sue Storm, que no tardará en dar a luz. Nunca pensaron que tal desafío se convertiría en una cuestión muy personal.
Los preámbulos avanzan la estética propia de los años 60 que acompaña a la película; especialmente acentuada en esos compases iniciales. Resume rápidamente sus consabidos orígenes. Mediante un ágil reportaje explica las razones de su transformación y repasa las admirables acciones que han llevado a cabo. La breve aparición de varios villanos sobradamente conocidos por los lectores despierta unas elevadas expectativas.
El humor prima en la introducción, incluso incorpora algún guiño a la serie de animación. Subraya la buena armonía familiar que reina en el hogar laboratorio donde viven. Cuando la acción pasa a dominar la pantalla no se aturrulla ni abusa de los efectos visuales. Paralelamente, desarrolla con tacto las implicaciones maternofiliales e íntimas de la intriga. No faltan ciertas licencias narrativas asumibles y cierra la historia con algunas sorpresas que se extienden a los créditos finales.
La banda sonora compuesta por Michael Giacchino (Los Increíbles) nos deja unos temas potentes y bien definidos, con un motivo central retentivo.
Vanesa Kirby (sin parentesco directo con el coautor de los tebeos) se impone al resto del elenco. Su interpretación responde plenamente a las peculiares exigencias del papel que asume. Pedro Pascal encarna a un convincente Reed Richards y se agradece la frescura que muestra el joven Joseph Quinn (Gladiator II). La vis cómica recae en la Cosa, que corre a cargo de Ebon Moss-Bachrach.
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