Análisis pormenorizado de los últimos años del Valencia C. F. hasta acabar en manos de Peter Lim
- 18/05/2014
Carles López Cerezuela. FOTO EPDA
El Valencia se vende. Cualquiera que haya tenido una infancia sin
sociedades anónimas deportivas es incapaz de entender el significado
completo de esa frase. No se puede vender un patrimonio colectivo. No se
puede vender una ilusión compartida. Pero se vende. Porque el dinero ha
corrompido todo. Ha entrado en todas partes. Especialmente en las
emociones. Saben que las emociones son rentables porque implican un
gasto superior al lógico. Saben que comprar una ilusión vale mucho más
de lo que cuesta.
Siempre lo fue. En la República el Levante gana una competición que
nadie le reconoce. En Valencia se juega con el sonido del himno de
riego. Lo que pasa en los estadios de fútbol siempre fue un espejo
social. Pero Valencia tiene sus matices. Mestalla no hizo transición
democrática. Mestalla no se democratizó. Se apaciguó solamente. Es uno
de los caracteres básicos de la afición valencianista: su perfil
conservador y fácilmente acaudillable. El fichaje de Roberto y su
posterior conversión a Robert explica mucho más que algunos resultados
electorales de lo que pasaba en la Valencia de la Batalla. Aquel
Valencia anterior de Ramos Costa que llevó al Valencia por Europa de la
mano del mejor jugador del mundo. El que habÃa ganado un campeonato en
un paÃs donde se torturaba a gente a menos de un kilómetro de los
estadios. Llamar "matador" a Kempes en ese contexto resultaba grotesco
cuando no ambiguo. Pero Mestalla es exigente con resultados y poco
exigente con los valores.
Bajo la sociedad anónima se empezaba a esconder gente que venÃa a hacer
negocio. La ciudad deportiva de Paterna y el emblemático Mestalla.
Entonces era un estadio pretendidamente desgastado que no hace ni un mes
albergaba la principal competición en campo ajeno, la final de la Copa
del Rey. El campo que no servÃa. El campo que habÃa que superar.
Mientras tanto aquà no se enteraba ni Peter del asunto. Bueno, Peter sÃ.
Peter sà que se enteraba. SabÃa que en España los precios han bajado
mucho de la mano de los salarios. La fórmula de la competitividad es
trabajar más por menos. España es un paÃs de oportunidades y saldos. Los
mercados asustaron a la prima de riesgo y ahora ya nos tienen donde
querÃan. Metidos en nuestro campo y corriendo detrás de la pelota. Peter
sà que se enteró. Pero desde Singapur es difÃcil oÃr la melodÃa de una
banda de música antes del partido. En Singapur dan miedo las tracas de
fallas. En Singapur se hacen negocios. Y eso es lo que ha cambiado.
Ahora el Valencia es un negocio como una franquicia de la NBA. Los
sentimientos no cotizan en bolsa. Ahora ser del Valencia empieza a ser
como ser de Apple. Una fiebre comercial. Volverán las oscuras
golondrinas pero tendrán que ir al Nou Mestalla. Allà tienen más sitio
para anidar.