Rita Barberá, la alcaldesa de España, llegó al poder hace 30 años, en las elecciones municipales de 1991, gracias a los 9 concejales que lograba el PP y los 8 de Unión Valenciana. A partir de ahÃ, el éxito en forma de mayorÃas absolutas cada vez más aplastantes. Desapareció UV y el PP seguÃa apabullando con resultados estratosféricos que se los debÃa en buena parte al capital personal de su candidata, una mujer que pronto se metió a los mercados en los bolsillos, se bebÃa las Fallas y derrochaba buen humor y mano dura con los suyos y con la oposición. Valencia no serÃa la misma sin los gobiernos y la impronta de Rita Barberá. Pero su estrella polÃtica se apagó en 2015, cuando se pegó una hostia descomunal -''¡Qué hostia, Paco, qué hostia!''- y llegaba al poder CompromÃs y PSOE. Su mÃtico discurso del 'caloret' fallero, ejeim, y la caÃda a los infiernos de su partido, azotado por la corrupción, acabó con una era. Ahora, su partido trata de recuperar su legado, con una propuesta por parte de MarÃa José Catalá y el PP de la ciudad de Valencia, para nombrarla 'alcaldesa honoraria' del 'cap i casal'. Es justo.
Pero nada es casualidad en la recuperación de la memoria y dignidad de Rita Barberá. Arrastrada por el fango por su propio partido, que le llegó a pedir que dejara de ser senadora -por unanimidad de todos los grupos en les Corts Valencianes-, ahora se trata de pasar página a aquel triste abandono, buscando una reconciliación con la figura de Rita Barberá, algo asà como lo que estas semanas se pretende en el debate público tras la docuserie de RocÃo Carrasco, con media España pidiendo el perdón y la reconciliación entre madre e hija. El PP quiere rendir un homenaje a Rita Barberá y, de paso, recuperar su legado para poder confrontarlo a la gestión de CompromÃs y PSOE, dado que los populares no encuentran argumentos efectivos para superar en las encuestas al centro izquierda. Esta legislatura el PP tiene equipo, pero los sondeos dan mayorÃa a la izquierda.
Y hay otra variable importante en esta repentina recuperación de quien fuera alcaldesa de España y después insultada y abandonada hasta morir de pena en la soledad de un hotel. Se llama Francisco Camps. San Francisco. El ex presidente de la Generalitat Valenciana, quien arrasó la última vez que se presentó como candidato pese a estar imputado por el supuesto cohecho por unos trajes, pide públicamente ser candidato a la alcaldÃa de Valencia. A la persona que se creÃa la reencarnación de Jaime I, le han archivado la mayorÃa de causas judiciales y las pendientes podrÃan correr la misma suerte. Se siente cada vez más fuerte, como uno de los protagonistas de 'Bola del Drac' que tras varias batallas, recoge energÃa de la Madre Tierra y regresa al frente con más energÃa y fuerza que nunca. Camps ha encontrado en Rita Barberá, con quien gobernó como concejal en el Ayuntamiento antes de sustituir a Eduardo Zaplana en el Consell, una de las bolas del dragón que le impulsan para rearmarse públicamente y reivindicarse como ángel resucitado. Impulsado por el Foro de los Populares 2020 y con una obra que reivindica a Rita Barberá, va anunciando a los cuatro vientos que querrÃa ser candidato a la alcaldÃa de Valencia por el PP, si su partido se lo pide, matiza. Pero claro, su partido no cuenta con él. Está MarÃa José Catalá o está Toni Cantó, tras su empadronamiento frustrado en Madrid. El Periódico de Aquà preguntó en la encuesta de marzo sobre sus opciones como candidato. Conserva un grupo de fieles.
Por tanto, Rita Barberá, allá donde esté, está de enhorabuena. Tras echarla como a un perro -en aquel momento habÃa que romper con el pasado a toda costa-, su partido la vuelve a querer, la reivindica. Y lo cierto es que su legado es innegable, con sus errores también, pero Valencia no serÃa la misma sin la gestión de Rita Barberá. Por ello, la hipocresÃa debe dar paso a una reconciliación del PP con su pasado, al perdón de la familia a quienes tanto daño le hicieron al final de sus tiempos, siguiendo la estela de RocÃo Carrasco con su hija RocÃo Flores. En esto se ha convertido la polÃtica, en una docuserie para llegar a los corazones y, sobre todo, a los electores.