Utiel merecía un verano distinto. Merecía
un verano de actividad, de convivencia, de cultura y de servicios públicos en
condiciones. Merecía un verano con su polideportivo municipal en perfecto
estado, con una Alameda viva, con una feria y fiestas que estuvieran a la
altura de lo que somos. Y, sin embargo, lo que hemos vivido ha sido justo lo
contrario: un verano triste, vacío y con la sensación de que a este equipo de
gobierno le ha vuelto a faltar organización, previsión y, sobre todo, ganas de
trabajar por nuestra ciudad.
Lo ocurrido en el polideportivo municipal este verano ha sido la gota que colma
el vaso. El ayuntamiento se gastó durante la legislatura pasada una importante
cantidad de dinero en poner a punto las piscinas, y lo que hemos encontrado en
2025 ha clamado al cielo. Lo advertimos en el pleno de junio: la falta de
sombras, tras la desaparición de los árboles del muro, hacía que las familias
no tuvieran un espacio cómodo donde pasar la jornada. Pero la cosa no se quedó
ahí. La piscina pequeña, resbaladiza hasta el punto de provocar varios
altercados, y los bordes de la piscina grande verdes, llenos de moho por falta
de mantenimiento, fueron la imagen más triste de un servicio público que
debería ser bandera del verano utielano. Y no hablamos de una cuestión menor:
hablamos de la seguridad y el bienestar de nuestros vecinos, hablamos de un
espacio que es punto de encuentro intergeneracional y que, por pura desidia, se
ha convertido en un lugar incómodo y poco seguro.
Este es el reflejo de una gestión a la deriva. Mientras tanto, la Alameda, que
siempre ha sido símbolo de la vida social de Utiel en las noches de verano,
apenas ha contado con un cafetín abierto de los tres que el propio ayuntamiento
montó. Un solo local intentando sostener lo que antes era un ambiente vibrante.
El resultado ha sido evidente: noches apagadas, vecinos buscando alternativas
fuera de nuestro municipio y la sensación de que Utiel ha perdido uno de sus
espacios más característicos.
La feria y fiestas de 2025 tampoco han supuesto un respiro. Si la programación
cultural y lúdica debería ser un escaparate de nuestra identidad y una
oportunidad para atraer visitantes, este año ha brillado por su pobreza. Y lo
más llamativo, lo que más duele, es la ausencia de un concierto como plato
fuerte, una cita que siempre ha servido para dar prestigio, ambiente y orgullo
colectivo. La falta de previsión ha vuelto a jugarnos una mala pasada, y Utiel
ha tenido unas fiestas menores, sin el impulso que necesitábamos.
No se trata de ser catastrofistas, sino de constatar una realidad. La vida en
un pueblo también se mide por estas cosas: por la capacidad de su ayuntamiento
de generar espacios de convivencia, de ofrecer cultura, de cuidar los servicios
públicos. Y, desgraciadamente, este verano hemos tenido todo lo contrario:
abandono, improvisación y desinterés.
Pero el problema va más allá del verano. Dentro de pocas semanas se cumplirá un
año de la DANA que golpeó con fuerza a Utiel, dejando barrios enteros afectados
y a muchas familias con daños graves en sus viviendas. Y la realidad es que
esos barrios siguen igual. No se ha actuado con la rapidez ni con la
sensibilidad que merecen nuestros vecinos. Promesas de ayudas que no llegan,
compromisos incumplidos y, lo más sangrante, la devolución del IBI prometida
por el alcalde que todavía no se ha hecho efectiva. Once meses después, Utiel
sigue esperando. Y no es una cuestión de dinero únicamente, es una cuestión de
respeto, de cumplir la palabra dada, de estar al lado de la gente cuando más lo
necesita.
En conjunto, el balance es claro: el actual equipo de gobierno ha mostrado en
apenas un año una preocupante falta de organización, de previsión y de
capacidad de gestión. Los servicios públicos están descuidados, las actividades
culturales y festivas se han reducido a la mínima expresión y los compromisos
con los vecinos afectados por la DANA siguen sin cumplirse. Todo mientras
parece que lo único que le importa al alcalde es hacerse fotos y salir en
prensa, aunque detrás de esas imágenes no haya trabajo real ni resultados para
Utiel.
Desde el Grupo Socialista seguiremos insistiendo, pleno tras pleno, en que se
pongan soluciones sobre la mesa. No se trata solo de criticar, sino de exigir
lo que nos corresponde: unas piscinas municipales en condiciones, una Alameda
llena de vida, unas fiestas que estén a la altura de nuestro pueblo y un
cumplimiento estricto de las promesas hechas a los vecinos damnificados por la
DANA. Todo esto no es un lujo, es lo mínimo que se puede pedir a un gobierno
local responsable.
Porque, al final, la política municipal es eso: estar cerca de la gente,
escuchar, anticiparse a los problemas y resolverlos. Y eso, lamentablemente, es
lo que más echamos en falta en este equipo de gobierno. Un verano vacío no se
improvisa: es la consecuencia de meses de dejadez. Una feria sin concierto no
es un accidente: es fruto de la falta de previsión. Un año sin respuesta tras
la DANA no es mala suerte: es incapacidad de gestión.
Utiel no puede seguir perdiendo oportunidades. Los servicios públicos, la
cultura y la atención a los vecinos son la base de un municipio dinámico y con
futuro. Cuando falla todo eso, lo que se resiente es la confianza de la gente,
el ánimo colectivo y la proyección de la ciudad. No podemos permitirlo.
Nuestra oposición, como hasta ahora, va a seguir siendo constructiva. Vamos a
continuar dando propuestas, señalando lo que se hace mal pero también
ofreciendo alternativas. Porque amamos a nuestro pueblo y porque creemos que
Utiel tiene futuro. Pero ese futuro solo será posible con un ayuntamiento que
trabaje con seriedad, responsabilidad y compromiso real, no con uno más
preocupado por las fotos que por los problemas de la gente.