Enamorado de la
Historia de Roma y del pueblo romano, comparto con los lectores un poco de la
misma, y a la vista del acontecer polÃtico de los últimos dÃas entresaco
algunas lÃneas de aquella vetusta historia que nos relata según Apiano a los
asesinos de Viriato -los ursonensesAudax,DitalcosyMinuros- Cepión les prometió
la entrega de grandes riquezas, ventajas personales y tierras una vez
perpetrado el crimen.
Se contempla tanto la
opción de que la iniciativa del asesinato partiera inicialmente de estos tres
como la de que proviniera de Cepión, quien les habrÃa sobornado tras acudir
estos en calidad de embajadores, sin mala fe.
Esta acción posiblemente
ocurrirÃa en el 139o el
138a.C. La leyenda cuenta que, al volver a su campamento después de
la reunión con Cepión, estos lo mataron mientras dormÃa, clavándole un puñal en
el cuello, ya que Viriato siempre dormÃa con la armadura puesta.A continuación estos
marcharon al campamento romano a cobrar la recompensa, donde Quinto Servilio Cepión les habrÃa negado
esta con la frase: «Roma traditoribus non praemiat», esto es, «Roma no paga a
traidores».
Este hecho transmite
la idea de la versión tradicional que sostiene que los romanos nunca habÃan
aprobado la muerte de un jefe rival a manos de sus propios hombres.
Posiblemente, esta versión sobre la reacción de Roma ante el crimen podrÃa ser
posterior a la ejecución del mismo y la República romana quisiera ocultar el
hecho de ser responsable de tal traicionero asesinato.
De cualquier modo,
aquel hecho que ocurrió 138 años antes de Cristo, la historia nos lo ha traÃdo
hasta nuestros dÃas y nos debe servir de aviso ante la cantidad de noticias que
nos bombardean los medios y las redes estos dÃas. Lejos de perder de vista la
corrupción, casos a todos los niveles siguen en aumento y la crispación del
ciudadano de a pie se palpa en todo momento.
Las descalificaciones
son un reto. Ya no es el "y tú más" solo, no; ya vamos descendiendo
a niveles personales para ver como agredimos al prójimo (con razón o sin
ella), para ver como ponemos los deditos en la llaga. Y sobre todo es el
momento de afear conductas públicamente, cuando en un Estado de derecho la
presunción de inocencia debe ser la bandera de la igualdad.
Por otra parte, los
nervios nos traicionan, ya lo he dicho en más de una ocasión, y el que hoy es
muy bueno, dicho sea de paso, porque lo tenÃa a mi lado bajo un riguroso
control, como hoy se ha cambiado hacia otra dirección, ya no es tan bueno, ya
tiene grandes defectos y sobre todo no es de fiar. No y mil veces no. La
persona ¿dejará de ser la misma de ayer a hoy? Yo creo que no experimenta tan
profundo cambio.
Lo que tampoco creo
es que se pueda engañar a estas alturas tan fácilmente a las personas. Hoy los
ojos y los oÃdos están bien abiertos, los medios nos sirven en bandeja los
festines detectados, y el pueblo los engulle con avidez. Pero, naturalmente, no
calla. Hoy en la mascletá, habÃan hasta diccionarios y libros de texto
reivindicando ante el balcón de la ciudad, el buen uso del valenciano.
Por eso a la vista de
todo lo que pasa y lo que dicen las elocuentes noticias, me pregunto, ¿estamos
en el momento en que el pueblo va a decir aquella frase? «Roma traditoribus non
praemiat», esto es, «Roma no paga a traidores».
Si es asÃ, es que el
pueblo está reaccionando bien, sabe de qué va la Res-Publica (es decir la cosa
– pública) y debe tener más claro aun quien sabe gestionar y quien no es
acreedor de la gestión del "Bien Común", mientras tanto no nos
enzarcemos en luchas fraternales, porque nos podrá pasar como aquellos
valientes gladiadores que hacÃan las delicias del pueblo romano en el
Anfiteatro de Flavio, más conocido por el Coliseo, por estar ubicada junto a
el, la gran estatua del Coloso de Nerón, que dicho sea de paso y para terminar
era Emperador en el año 64 cuando ocurrió el "gran incendio de
Roma".
Espero que jamás
tengamos que comparar y por supuesto lamentar nada de lo escrito en esta
columna, con nuestra realidad actual y futura. Que cada cual quede en su sitio,
y sepamos respetarnos.