Sagunto vuelve a estar en titulares por lo de siempre: la falta de gestión del Gobierno Municipal frente a los problemas cotidianos. Esta vez son gusanos en la zona de Fusión, con denuncias vecinales que se acumulan y un Ayuntamiento que parece mirar hacia otro lado. Y no hablamos de algo extraordinario: son situaciones recurrentes, previsibles y perfectamente evitables si existiera un mÃnimo de planificación.
Porque todos sabemos que tras cada temporal aparecen los mosquitos, como cada verano vuelven las quejas por suciedad, o como las ratas proliferan en determinadas zonas. Cada barrio sufre lo suyo. Lo preocupante es que desde el Gobierno de DarÃo Moreno no hay ni la previsión ni la reacción que deberÃan ser básicas en la gestión municipal.
La limpieza de la ciudad, por cierto, no ayuda. Calles, solares y espacios públicos muestran un abandono evidente, y ese descuido se traduce en plagas que afectan directamente a la vida diaria del vecindario. No es casualidad que las quejas sean constantes: se han convertido en la banda sonora de Sagunto.
Y mientras tanto, el equipo de gobierno se dedica a levantar la voz contra otros problemas que no son de su competencia, subiendo a redes sociales crÃticas contra administraciones superiores. Qué fácil es señalar fuera y qué difÃcil parece hacerse cargo de lo que sà depende directamente de ellos. Ojalá pusieran la misma vehemencia y energÃa en resolver lo que está en sus manos.
Las prioridades de un Ayuntamiento deberÃan estar claras: atender a lo urgente, cuidar a su gente, mantener la ciudad limpia y segura. Pero aquà se prefiere el discurso vacÃo a la acción real. El resultado: plagas que se repiten, vecinos desesperados y una sensación generalizada de que, en Sagunto, la gestión municipal se ha convertido en un juego de tirar balones fuera.