Hace dos años, cuando advertíamos de la calidad democrática del gobierno de
Begoña Carrasco (PP)
, nadie parecía querer escuchar. Los medios de comunicación tenían que establecer puentes con los nuevos inquilinos del Ayuntamiento. Todo era hacer la pelota esperando el maná del dinero publicitario (y vaya que si ha sido maná: nada más y nada menos que 1,7 millones, aproximados, solo en 2024!!).
Con este panorama es lógico que nadie se atreva a contar algo que suene a crítica hacia el gobierno local. ¿Qué les parece si yo les cuento una historia? Ustedes deberán decidir si es cierta y actúan en consecuencia o si es falsa y prefieren seguir leyendo la prensa que se amamanta del dinero público del Ayuntamiento, que es de todos nosotros, no del gobierno municipal.
Imagínense que la situación de corrupción es de tal calibre, la hedionda atmósfera que se respira en el gobierno local es tan insoportable, que las vergüenzas empiezan a asomar solitas. Ya no se trata de un gobierno cimentado en la mentira diaria, en la inacción, en la mediocridad, en la falta de ideas, en la persecución del libre pensamiento, en el enchufismo familiar más descarado. No. Se trata de corrupción.
Nadie hubiera imaginado que en tan poco tiempo, en apenas dos años, la situación se hubiera deteriorado a velocidad tan vertiginosa. Los mentideros hablan, las nubes se levantan, que sí, que no, que va a caer un diluvio y no solo un chaparrón. Al parecer, presuntamente, hay empresarios confesando en petit comité haber dado sobres para adjudicaciones, con áreas del gobierno municipal implicadas y técnicos del más alto rango (compañeros de comidas "secretitas" de un par de concejales), licitaciones preparadas, empresas que presuntamente pagaron parte de la campaña electoral, … y un largo y nauseabundo etc,
Los funcionarios del Ayuntamiento tienen miedo. Están asustados. Las empresas han llegado al límite de las mordidas. Los concejales siguen paseándose tan tranquilos. Los proyectos no llegan. Empresas que empezaron con el mantenimiento del rojo-amarillo-verde se han hecho con contratos de millones. Todo eso acontece en la ciudad de Castellón, donde a la Carrasco solo le interesa hacerse fotos guays (lleva hasta seis asesores a cada acto para que le saquen instantáneas), la misma ciudad llena de ratas, de basura, de delincuencia, de ocupación, de drogadictos. La misma alcaldesa que mantiene en su cargo a un concejal que no ha pagado sus multas (ratificado de forma oficial) y que está a cargo del área que pone las multas. La misma que colocó a su marido,
el alcaldeso
, de mantenedor de las fiestas del Grao (donde vive), la misma que ha incumplido el 90% de sus promesas electorales o la misma que censura medios o que no paga los retrasos de la Policía Local. Lo entienden, ¿no?
La Fiscalía Anticorrupción debe actuar ya. De forma urgente. Debe destapar lo que sucede en Castellón antes que la degradación llegue a límites de no vuelta atrás. Aunque no lo crean, la corrupción de Sánchez se queda corta con lo que ocurre en el Ayuntamiento. Los badenes son cada vez más insoportables y más evidentes, y hacen daño a los vehículos que circulan o intentan circular. Badenes y otros elementos públicos. Medianos empresarios asustados que están esperando que actúe la Fiscalía Anticorrupción. ¡Dense prisa! La ciudad de Castellón no se degrada por horas. Aunque queda esperanza: luchar por la democracia, la convivencia, la honradez y la honestidad.