Laurence Lemoine La vida es
curiosa, y nosotros somos una especie llena también de curiosidades y
contradicciones. Ahora que empezamos la era post-Covid, bautizada como la
“Nueva Normalidad” (creo que se llama así sólo en España y a lo mejor
deberíamos pagarle unos derechos de autor al presidente Pedro Sánchez por la
creación de ese fantástico neologismo), ahora que se abre en nuestras vidas un
capítulo nuevo, inédito y singular, parece que se nos haya olvidado todo lo
pensado y reflexionado durante los meses de confinamiento
¿Os acordáis de esas
horas que hemos pasado rehaciendo el Mundo, replanteándonos muchas cosas hasta
ahora evidentes? ¿Os suena eso de haber pensado en cómo haríamos mejor las
cosas después del Covid? ¿De cómo queríamos y deberíamos hacer para que la
tierra gire mejor para todos? Era cuando el Mundo estaba en modo “pause”:
cuando teníamos tiempo para pensar, opinar, debatir y hasta soñar con un nuevo
Mundo "más mejor" (si, lo sé, no se pueden juntar esas dos palabras
así, pero a mi me gusta y me habéis entendido ¿verdad?). Parece ser que la mente
humana, para no perder el Norte, se auto-engaña con las falsas proyecciones de
un futuro mejor.
Pero ¿dónde están
ese Nuevo Mundo y esa Nueva Normalidad? ¿Sólo en el hecho de llevar mascarillas,
de respetar una distancia social de seguridad y de untarnos las manos de gel de
manera compulsiva? ¿No hay nuevo mundo
entonces ?
A lo mejor, todo
eso no era más que una mera utopía disfrazada. Podría haber sido una especie de
engaño mental para luchar contra una distopía aterradora. Porque la
distopía es mucho más que un género de la literatura encarnada por los libros
de Aldous Huxley (Un mundo feliz) o de George Orwell (1984) o por varias
películas.
De hecho, no es casualidad que esos libros se hayan vuelto a
leer durante el confinamiento: tienen un valor didáctico porque representan lo
que podría pasar en el futuro si no se tiene cuidado: el uso del miedo, el
control intrusivo de nuestras vidas vía las nuevas tecnologías, los ideales
sociales extremistas, las ideologías liberticidas o en favor de una sociedad
unitaria, parecen haber tenido más éxito que nunca durante la crisis del covid-19.
Al final no sé si hemos empezado una Nueva
Normalidad porque todavía no me queda bien claro lo que es la
normalidad, la anormalidad y la subnormalidad… Me parece que es todo muy
subjetivo. Yo, por si acaso, pido ya el libro de reclamaciones
porque me parece que si hay un Nuevo Mundo, no tiene pinta de ser mejor que el
Antiguo.
*Directora de www.valencia-expat-services.com
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