David Castelló La semana pasada supimos que la alcaldesa de El Puig, Luisa Salvador, se sentará en el banquillo de los acusados por presunta prevaricación. La Fiscalía pide para ella 12 años de inhabilitación al considerar que apartó a la interventora del ayuntamiento porque detectó pagos irregulares a algunos funcionarios. Ciudadanos (Cs), junto con el PP, denunció estos hechos hace dos años. La decisión de la Fiscalía evidencia que nuestra denuncia tenía fundamento, no era solo una acusación política.
Por eso, porque se le ha abierto juicio oral, la primera edil debería haber dimitido. Lo pedimos en un pleno convocado de manera extraordinaria, pero la alcaldesa sigue echando balones fuera. Salvador argumenta que no se renovó la comisión der servicios a la funcionaria porque no se podía hacer. Sin embargo, ya estaba renovada según el expediente interno del ayuntamiento. ¿Cómo puede ser, entonces? A mi juicio, si lleva años renovándose sin poder hacerse está mal hecho, y si la renuevas y de repente la cesas, también. Ningún camino es el acertado.
En todo caso, la Fiscalía, ve delito en los hechos y ahora será el juez quien decida. Por supuesto que en Cs defendemos la presunción de inocencia. Ahora bien, creemos que en política, cuando gestionas el dinero de todos los vecinos, tienes que tener unas líneas rojas y no solo ser, sino también parecer honesto.
De esta manera, cuando te abren juicio oral por corrupción política, te has de apartar. Es incompatible estar sentado en el banquillo de los acusados y sostener la vara de mando del consistorio. Así lo entiende cualquiera, hasta el PSOE, que en su reglamento federal de 2018 estipula la dimisión en los casos de apertura de juicio.
En este sentido, cada día que Salvador pasa en su cargo, está incumpliendo las directrices de su partido y los concejales socialistas que la apoyan son cómplices de ese incumplimiento. Parece que no les importa, son actores eficientes de la vieja política, miran hacia otro lado y piensan en ellos, no en su pueblo. Por el contrario, si les preocupara El Puig, no apoyarían a una alcaldesa que se va a sentar en el banquillo. Y ella, si pensara en la ciudadanía, se iría a su casa. Lo haría porque le está haciendo mucho daño al municipio. Ensucia nuestro nombre y empaña la labor de muchos otros que sí trabajamos por nuestro pueblo por pura vocación de servicio, sin esperar nada a cambio.
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