Nacho González. / EPDA Una de las estrellas más rutilantes de nuestro deporte, Carlos Alcaraz, asistió el pasado lunes día 11 a la corrida de toros que se celebró en la plaza de su tierra, Murcia. El tenista disfrutó del buen toreo de Castella,, Talavante y Manzanares. En el coso recibió el cariño, el apoyo y las muestras de educación de los miles de aficionados que acudieron al festejo. Pero lo que debió quedar en una preciosa foto de una galería de ambiente, se tornó en apenas un par de horas en una auténtica cacería, una más, por parte de la turba anti en las redes sociales. Insultos, faltas de respeto, llamadas al boicot, incluso deseos de muerte... inundaron las distintas plataformas contra el deportista. En realidad nada nuevo. Son ya los antitaurinos parte de ese movimiento woke que vive para imponer su estilo de vida al resto de la sociedad. Y en sus imposiciones, incluyen a la Tauromaquia, un espectáculo legal, libre y amparado por blindajes culturales.
Alcaraz es solo una víctima más. Es la última, pero ha sido la más mediática y atacada también por algún sector de la prensa que se sube a ese carro populista y generador de odio. Y eso es, si cabe, más preocupante. En su tejado está ahora la pelota, nunca mejor dicho, para no abrumarse ante ello. Toca tirar de personalidad y volver a los toros cuando tengas ocasión, Carlitos. De lo contrario, este match ball en el que te han metido, caerá del lado de los antis. Y, si nos permites la osadía, los taurinos no estamos para perder muchos partidos. Éste hay que ganárselo, Carlos.
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