La desparecida carretera comarcal 234 en el año 1950. / EPDA El pasado 9 de enero del corriente se publicó la noticia sobre el
Proyecto ampliación CV-35 entre Casinos y Losa del Obispo. Entre otras
cosas aquel anuncio decía: “…aprobado provisionalmente el proyecto de
construcción de las obras Duplicación de calzada de la autovía CV-35
entre los PP.KK. 36+800 y 52+000. Casinos-Losa del Obispo”.
Hace escasos días la prensa y los mismos municipios, se volvían a
hacer eco de la noticia, pero esta vez, dando plazos y señalando la
ejecución de las obras: “El tercer carril de la CV-35 desde La Pobla de
Vallbona hasta Llíria será una realidad, con una fecha marcada en el
calendario: La semana que viene comenzarán las obras «propiamente
dichas» para ampliar una de las vías más transitadas de la provincia de
València y una reivindicación de todos los ayuntamientos a cuyos
términos municipales afectará esta ampliación. En concreto, se trata de
La Pobla de Vallbona, Benissanó, Llíria, Casinos, Villar del Arzobispo y
Losa del Obispo.”
Las obras han comenzado, en el asfalto ya se aprecian las rayas de
colores blancas y amarillas, las señales de tráfico, desde que acaba el
segundo carril, ya son una realidad. Pronto Casinos estará unido con la
Serranía por una moderna autovía, que nos hará estar mejor conectados.
Atrás quedo en 1992 ese lento paso por el interior de los pueblos que
nos unían con Valencia, que desembocó en el año 2007 y 2008 en la
autovía que hoy estamos disfrutando.
Las nuevas redes de carreteras y autovías han conseguido que nuestros
pueblos ganen en condiciones de vida y por supuesto en el trasporte.
Estamos todos más cerca. Ante este nuevo reto de la duplicación de la
calzada, después de haber vivido este fin de semana, ese acontecimiento
importante como es la Feria del Dulce Artesano, pienso y me pregunto en
mi atrevida ignorancia, ¿es el momento de volver a poner a Casinos en el
mundo? Es decir, ¿es el momento de crear, diseñar, descubrir unos
caminos atractivos para hacer apetitosas las entradas a Casinos para que
nadie pase de largo?
Recuerdo que cuando se hablaba de que la Autovía llegara a Casinos,
hubieron vecinos que pedían un alumbrado nuevo para que Casinos se viera
de lejos, en otro momento se pensó hacer rotondas y poner las piedras
de moler las aceitunas en la almazara, como ese testigo histórico de la
cultura del aceite de Casinos, pero los puentes elevados y las rotondas
apartadas dejaron aquellas ideas en proyectos.
Quizás sea el momento de plantearnos hacer el ”Monumento a la
Peladilla, o la Pastilla del Turrón”, quizás sea la hora de valorar la
necesidad de que entren más vehículos a Casinos, quizás sea un sueño
utópico, pero si no queremos que los vehículos pasen de largo, ante este
reto del progreso, con toda seguridad será el momento de
redescubrirnos.
Debemos ser conscientes y muchos de nosotros, lo mantenemos en el
recuerdo que Casinos, era la primera parada de cazadores en tiempos de
caza, la parada de aprovisionamiento de dulces en todas las épocas del
año, los coches de la Chelvana eran el mejor vehículo para exportar
nuestro dulces, y aquella desparecida Carretera Comarcal 234, fue
portada de periódicos, o de notas de referencia en la Revista “La
Codorniz” a principio de los años 1950. Casinos, es la villa más dulce
del mundo, siempre ha tenido un gran potencial en su comercio, la buena
fama de nuestros productos agrícolas, nos han hecho acreedores de
inmejorables piropos que se han reflejado en la buena comercialización
de nuestra agricultura.
Hoy corremos el riesgo, como muchos pueblos, que la velocidad nos
aparte del camino, aunque nos una con el resto del mundo, pero es el
momento de reivindicarnos como pueblo y de mantener el alto merito que
la historia y la fama avalan el dulce nombre de Casinos.
Es el sueño ambicioso de un casinense, que sigue creyendo en Casinos
y la bondad de sus gentes. Igual estos pensamientos, esbozan alguna
fantástica sonrisa, pero no olvidemos que somos la Villa más dulce del
mundo.
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