Este sitio web utiliza cookies, además de servir para obtener datos estadísticos de la navegación de sus
usuarios y mejorar su experiencia de como usuario. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su
uso.
Puedes cambiar la configuración u obtener más información en nuestra política de cookies pulsando aquí.
Los que vivan de nómina no serán más que unidades de consumo y recaudación
0
- 11/11/2012
Vicente García Nebot.
Alguien debería explicarlo. El Estado de
Bienestar no era un estado en el que todos estábamos de juerga continua y sin pegar palo al agua. El Estado de
Bienestar tal vez estaba mal denominado y llevaba a esta confusión. Y por eso
los grandes poderes económicos que nos rigen en este mundo, totalmente
globalizado, han pensado que se puede ganar fortunas indecentes transformándolo
en un sistema similar al de China. Un estado capitalista sin estado de
bienestar. Y ahí nos llevan como corderitos. A trabajar como chinos, con los
mismos derechos que los chinos.
Y eso sólo se consigue creando un Estado
en el que, en la más ortodoxa doctrina del Tea Party americano sólo
sobreviva el que se lo merezca. Sólo pueda estudiar quien se lo pague. Solo
acceda a la atención sanitaria quien se lo pueda pagar. Solo pueda permitirse
Justicia quien pueda pagársela. Es decir, que sólo pueda tener bienestar el que
tenga suficiente dinero. Tanto si lo ha conseguido con negocios lícitos,
robando a manos llenas o si forma
parte de la Nomenclatura del Estado. Olvídese el que trabaja de un sueldo de
conseguirlo.
Los que vivan de nómina no serán más que
“unidades de consumo y recaudación”. Sirven para tener la maquinaria bien
engrasada con dinero público. Porque, eso sí, estos grandes magnates y banqueros que abominan del Estado
de Bienestar, en cuanto les llegan las épocas duras corren a ponerse bajo la
sombra del Papa Estado para que este les dé la suculenta paga que les permita
no perder beneficios.
Mientras tanto, los desahuciados, como
unidades de consumo y recaudación que son, cuando no pueden ejercer su función
y utilidad al sistema, tienen que irse a la puta calle. En un país en el que
sobran las viviendas vacías. ¡Qué asco!