El baile de máscaras a empezado. Con esto de estar en fechas de carnaval, nuestra clase política se enfunda el rol de una manera pasmosa. En vez del entierro de la sardina asistimos al velatorio del gobierno, empleándose a fondo los protagonistas en un tira y afloja tragicómico. El que va de guapo perdonavidas dándolo todo para auparse a La Moncloa, mientras el que va de listo celosillo haciéndose el interesante y poniendo trabas por doquier. En medio, el que va de bueno confiado intentando poner paz y presentándose como la muleta necesaria, cuando sabe que es totalmente prescindible. La hoguera de la vanidades, vaya.
Es que entre la prepotencia y la arrogancia nada bueno puede salir. Pedro Sánchez se afana en señalizar el compromiso con Ciudadanos, escenificando la pedida y puesta de largo. Mientras Pablo Iglesias anuncia a los cuatro vientos su hoja de ruta inasumible para el PSOE, estresando a los socialistas y cañoneando los acuerdos alcanzados el Comité Federal controlado por Susana Díaz. Y Albert Rivera haciendo prerrogativas y poniendo velas a Rajoy para que se abstenga de una manera antinatura y facilite un acuerdo sustentado por sólo 129 diputados. De ilusión también se vive. Ver para creer...
Parece ser que se presentará el pacto gubernamental socialistas-ciudadanos como la única via posible ante la repetición de unas nuevas elecciones, las cuales sólo añora el estratega Iglesias y su politburó pandillero. Estos soviets de manual se la tienen tomada al guapito y le van a hacer trizas poco a poco. El idilio entre los Picapiedra ya se observaba imposible, aunque todo el agit-prop mediático de la progresía se las viera felices. Pero claro, si la poltrona presidencial de Sánchez depende de la generosidad suicida del PP absteniéndose en el pleno de investidura y facilitando el aterrizaje de Pedro, pues como que no lo veo. Pero claro, tengo astigmatismo.
Y con la última aparición en escena de los diputados independentistas catalanes, los 17 de ERC y Democracia i Llibertat, los cuales han sentenciado que no ayudarán a la llegada al poder de Sánchez por haber renunciado a llevar en su programa de gobierno la convocatoria del referéndum soberanista en Catalunya. Incluso han sacado -no del armario pero sí del cementerio- al expresidente Zapatero, reivindicando su figura como estadista cómplice con el encaje catalán y sus ansias de estatalizarse. Mira tu por dónde... Ay el seny català, cuándo se perdió para no recuperarlo en años...
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