Pere Ferrer. EPDA Han tenido que pasar más
de 40 años de vida democrática para ver un primer Gobierno de la
Nación de coalición. Nos ha costado tanto que ha habido que pasar
por las urnas ‘cienes’ de veces en dos años, hasta ha habido que
hacerlo muy amplio, el segundo más amplio hasta la fecha.
Y lo que más me llama la
atención es la fragmentación de una cuestión tan delicada como la
educación. Nada menos que cuatro ministerios para repartirse como
cromos la que debiera ser una de las indivisibles perlas de la
corona. También es verdad que el anterior gobierno ya desgajaba la
materia en tres. Ahora la señora Celaá (PSOE) mantiene Educación
y Formación Profesional, pierde la portavocía eso sí; Pedro
Duque (PSOE – independiente) mantiene Ciencia e Innovación
y pierde Universidades en beneficio de Manuel Castells, del
que solo se hablan maravillas, que entra en escena por Unidas Podemos
y nos queda Cultura y Deportes, que cae en manos de un antiguo
alumno del EPLA (Godella), natural de Mislata: José Manuel Rodríguez
Uribes (PSOE), el alcalde Bielsa estará orgulloso.
La cuestión es ¿ganamos
o seguimos perdiendo en materia educativa? ¿De verdad vamos a
gestionar mejor si repartimos ‘la cosa’ en cuatro ministerios?
¿De verdad habrá coordinación entre ellos y fluirá la
comunicación? Porque, desde luego, Educación, Formación
Profesional, Ciencia e Innovación, Universidades, Cultura y Deportes
son partes de un mismo todo que ahora cuatro de sus veintidós
señorías asumen por fascículos.
Y lo que más me
preocupa, en estos tiempos de escasa educación, o lo que es lo mismo
o peor, la imparable y creciente ‘mala educación’, convendría
que nos tomáramos muy en serio qué educación tenemos y qué
educación queremos. Cuántas veces hemos escuchado hablar de un gran
Pacto de Estado por la Educación y este pacto nunca llega y cada vez
vemos como el nivel educativo mengua como las reservas de agua en
embalses y pantanos. Comprobamos que el único debate es ideológico
o de confrontación al enfrentar enseñanza pública ante concertada
o privada. Al tiempo que transferimos competencias para que cada
territorio cuente la historia a su antojo; dejamos a su suerte a un
profesorado que requiere más apoyos que nunca; nos olvidamos y se
olvidan las familias del papel fundamental que juegan en todo esto;
degradamos el papel formador de las universidades, convertidas en
máquinas expendedoras de títulos o metemos en el cajón del olvido
la formación profesional.
Gracias que, de tanto en
tanto, surgen plataformas cívicas como YoLibre.org que
reivindican el protagonismo que debe recuperar la educación y la
libertad que se requiere para su eficaz desarrollo. Colectivos que
ponen el foco en el verdadero problema que se resume en tres
palabras: programa, programa y programa.
Cojan un libro de la ESO
de sus hijos y resistan durante quince insufribles minutos sin que
les sangren de dolor sus ojos.
La educación es lo único
que nos puede salvar de todo, no la vendamos a cualquier postor por
fascículos.
Pere Ferrer Sanchis
Periodista
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