Informe extenso de Distrito 46. EPDA Dalport, Juan Soler, Vicente Soriano y Peter Lim. Todos estos son responsables de la situación actual del Valencia del centenario: por un lado, un equipo en plena crisis deportiva y con un campo de fútbol en la Avenida de Les Corts Valencianes sin terminar; y, por otro, con un ex presidente del Valencia que acaba de ser condenado a dos años de cárcel, Juan Soler, por intento de secuestro de Vicente Soriano. Y entre la irrupción de Inversiones Dalport -sociedad que aparece el 21 de noviembre de 2010- y el intento de secuestro -a finales de 2013-, un informe con fecha 11 de febrero de 2011, al que ha tenido acceso en exclusiva El Periódico de Aquí, con el que la agencia de detectives Distrito 46, dirigida por Juan de Dios Vargas, arroja luz sobre aquel chusco proceso, origen de todos los males que han venido después.
El 21 de noviembre de 2010, el ex presidente Vicente Soriano comparecía en rueda de prensa en el hotel Westin de la capital para dar nombre a la empresa que había comprado el 51% de la entidad de Mestalla. Se trataba de la sociedad Inversiones Dalport, máxima accionista desde el 4 de julio. Soriano había sido investido presidente el 25 de julio de 2008 tras un acuerdo con el mayor accionista entonces, Juan Soler. Tras 10 meses, se marchaba y su lugar lo ocupó Javier Gómez -dos días- y Manuel Llorente hasta la irrupción de Inversiones Dalport.
ASÍ EMPEZÓ de todo
Soriano logró mantener a las estrellas del equipo, Silva y Villa, pese a las dificultades financieras del equipo, pero no pudo vender las parcelas de Mestalla, paso imprescindible para la supervivencia del club. Ahí comenzó su declive, hasta su salida el 4 de junio a lágrima viva.
Su tristeza duró poco, ya que logró reunir su paquete accionarial del 10% y sumarlo al 37% de acciones de Juan Soler y el l 4% de Vicente Silla, para ceder el 51% a Inversiones Dalport SA. Esta operación supondría una inversión de 500 millones en el club y se habló de que la sociedad habría comprado el 37% del paquete de Juan Soler por 70 millones. Y aquí viene uno de los problemas: ese dinero nunca acabó por desembolsarse.
En este contexto interviene la conocida agencia de de entectives Distrito 46, realizando una amplia investigación que se resume en un informe que fue presentado incluso ante los tribunales.
Entre las conclusiones, la primera es que se pone ‘‘en duda la capacidad profesional, mercantil y crediticia de las entidades intervinientes en la firma de la compraventa de acciones del Valencia CF. Tanto la empresa matriz, United Financial Services Corporation (UFSC) como la urugaya, Inversiones Dalport SA, como las españolas intervinientes, Asesores Financieros Lynx SL, y los respectivos representantes, carecían de los más elementales resortes legales y financierons para llevar a cabo la operación’’. ‘‘Una investigación sencilla y somera de dichos intervinientes por parte de una agencia de detectives -prosigue- hubiera desaconsejado la firma de cualquier negocio jurídico o mercantil con dichos autores’’.
Las partes intervinientes en esta estafa son de traca. La primera, Inversiones Dalport SA, cuya página web ‘‘fue redactada de forma urgente en los días en que se desató la polémica compraventa de acciones’’, con un logo sacado de Google Imagénes, según denunció en su día la prensa, concretamente de una página web con dibujos para niños para colorear. En la web se recogía que la empresa estaba originariamente en el estado de Nevada, en Estados Unidos, fundada en 2001, con inversiones en Europa, Sudamérica y Medio Oriente y que decía tener ‘‘28.500.000.000 dólares de Assets Corporativos de la UFSC mediante Bills of Exchange de la Ford Motor Company (...). Manifiestan que estos recursos han sido utilizados para obtener financiación en el Sumimoto Bank de Japón, también para financiar la construcción de La Palmera en los Emiratos Árabes Unidos (...)’’.
Los investigadores realizaron consultas en varios países del continente americano, como Panamá. Allí había una empresa con dicha denominación registrada el 12 de septiembre de 2006, pero los activos financierons descubiertos pertenecían a una empresa con sede en Londres con una similar denominación. El siguiente rastro lleva a Urugay. Allí consta como constituida en 2008 con objeto social de empresa inversora y con representante legal a Víctor Bravo. Sin embargo, el tal Bravo no fue localizado. ‘‘Consultados diversos expertos del mundo bancario, así como a nuestra fuente de información en Motevideo, todos coinciden en afirmar que la citada empresa no puede operar en Urugay al carecer del certificado de vigencia anual. Una prueba más que nos hace pensar que estamos ante una empresa fantasma’’.
Situación irregular
Asesores Financieros Lynx SL sería ‘‘otro eslabón de esta cadena de despropósitos’’. La sociedad fue constituida por el matrimonio formado por Michael Rodrigo Wightman y Montserrat Moreno Fernández, con domicilio en Marbella, mientras la sociedad estaba en Estepona (Málaga). En el momento de la investigación estaba en cierre de hoja registral por la falta de depósito de cuentas anuales de los ejercicios 2007, 2008 y 2009 y se declaró como deudor fallido por la Agencia Tributaria de Málaga. Además, en la documentación que se le facilita por el cliente a los investigadores aparece un documento de Asesores Financieros Lynx, que ‘‘hace mención a una serie de referencias comerciales y de activos que se corresponden prácticamente con el mismo contenido de la página web de Inversiones Dalport, hasta el punto de que muchas de las frases son literalmente las mismas’’. El informe señala que ‘‘es bastante significativo que esta empresa, constituida por un matrimonio y ubicada en un local comercial de Estepona, no puede ser la entidad escogida por un grupo financiero que dice manejar más de veintiocho billones de dólares y a eso le sumanos que no ha depositado las cuentas anuales en los cuatro últimos años (y por tanto, cuando intervino en la negociación entre Inversiones Dalport SA, Vicente Soriano Serra y el Valencia CF, ya estaban en situación irregular)’’.
Respecto a la UFSC, se buscó información en todos los lugares mencionados en el pie de su escrito, como Puerto Rico, la República de Sudáfrica y Argentina. ‘‘En todos estos sitios, la respuesta de los diferentes Registros Mercantiles, así como de las diversas fuentes consultadas, tanto bancarias como administrativas y oficiales, nos manifiestan lo mismo: que se trata de una entidad sin ningún tipo de referencia mercantil y carente de actividad comercial. Este pequeño detalle nos hace pensar que estamos ante otra de las numerosas irregularidades detectadas en nuestra investigación’’. Tras realizar diversas búsquedas, aparece domiciliada una sociedad con denominación parecida en el Estado de Ohio (Estados Unidos). Aparecen Richard Haas y Giuseppe Giammelo codirectivos de la misma. El primero con domicilio en Nevada, pero aparece ilocalizable y la línea telefónica desconectada.
El siguiente nombre propio es Michael Rodrigo Wightman, inglés afincado en Marbella, relacionado entre otras empresas con Asesores Financieros Lynx SL así como con la mercantil Monte Paradisus SL, ya que fue administrador único y en el momento de la investigación el cargo lo ostenta su esposa Montserrat Moreno. ‘‘Resulta curioso que este señor se autodenomina propietario de la empresa española Inversiones Dalport SA, tal y como aparece en el registro de datos del buscador empresarial Linkedin’’. De esta manera, la relación entre ambas empresas queda clara ‘‘tanto por el cruce de informaciones como por la utilización por parte del señor Wightman de notarios de Boadilla, así como por la redacción de la página web de Dalport’’.
Víctor Vicente Bravo fue la cabeza visible de Inversiones Dalport durante las negociaciones para la compraventa de acciones del Valencia Club de Fútbol, llegando a dar varias ruedas de prensa y llegando a autoproclamarse presidente del club. Este argentino utilizaba un vehículo de alta gama de la marca Audi, concretamente el modelo Q7 3.0, cuya matrícula analizada reflejaba que era propiedad de la firma Monte Paradisus Inversiones SL, ‘‘cuyos datos registrales aparecen en el epígrafe relacionado con el señor Wightman’’.
Dos nombres propios más que participan en toda la trama son Giuseppe Giammello, italiano que tuvo que cerrar el restaurante que regentaba Don Giuseppe en Las Palmas de Gran Canaria y al mismo tiempo regentaba United Financial Service Corporation of Nevada; y Robert Phillips Moore junior, estadounidense con dos domicilios, uno en Honolulu (Hawai) y otro en el Estado de Oregón. Este es el firmante del documento que sirvió de garantía para la operación de compraventa de las acciones del Valencia ‘‘y cuya existencia constituye la punta del iceberg sobre la que se ha asentado toda la trama’’, señala el informe.
Web cutre y datos falsos
Una vez analizada toda la documentación, se concluye que ‘‘los datos contenidos en la web de Inversiones Dalport son absolutamente falsos’’. Según la mejor base de datos de macro empresas del mundo, Bloomberg, pese a contar supuestamente Inversiones Dalport con 28 billones de dólares en activos, la base de datos recoge que Sony, con 32 billones, está entre las 35 primeras empresas del mundo, por lo que Inversione Dalport debería estar en el Top 50. Sin embargo, la web ‘‘es muy infantil, está redactada sólo en español (de un dudoso gusto y con numerosos errores semánticos y lingüísticos). Estamos ante una página realizada de forma rápida y que ha cambiado de servidor al menos 14 veces en el último año y cuyo dominio se encuentra en venta en Turquía por un precio ridículo’’.
Respecto a las inversiones que ‘‘dicen mantener en varias partes del mundo son absolutamente ficticias, según nuestras fuentes (altos ejecutivos de banca, de las grandes empresas y de organismos internacionales)’’.
Cromos del coyote
En cuanto a la firma que dirige inicialmente la operación, Asesores Financierons Lynx SL, ‘‘se trata de una mini empresa con un capital exiguo, compuesta por un matrimonio de una española y un extranjero, ubicada en la provincia de Málaga. Ni qué decir tiene que la intervención de estos señores no resiste el más mínimo análisis. Esta firma es la que recibe en prenda los famosos derechos de pagarés americanos por valor de varios millones de dólares y es esta firma la que tiene autorización para negociar en nombre de UFSC con Inversiones Dalport’’. Según el informe de Distrito 46, ‘‘no es creíble que una firma de estas características pueda participar en una operación de compraventa de acciones por un montante superior a los doscientos millones de euros y donde se pone en peligro la supervivencia de uno de los equipos de fútbol más antiguos de España y con más solera’’. Visto lo visto, no sorprende que se recibiera a Peter Lim como un salvador en el momento de su irrupción en Valencia y que Juan Soler quisiera recuperar de manera ilícita el dinero invertido en cromos del coyote.
El Periódico de Aquí ampliará esta información en su próxima edición impresa. Y a diario en www.ElPeriodicodeAqui.com.
Encuentro entre el Chelsea y Valencia en el momento de la polémica. EPDA
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