Pablo Rivadulla Duró, cuyo nombre ¿artístico? es Pablo
Hasél, es hijo de una adinerada familia conocida en Valencia por sus negocios,
está teniendo su minuto de gloria gracias a las manifestaciones que se están
realizando en algunos lugares de España, como lo es Valencia, por su nueva condena
a dos años de prisión.
Pero lo que igual no es de dominio público, o no lo es todo
lo que debería ser, es que el rapero político Pablo Hasél en 2011 fue detenido
por ensalzar Manuel Pérez Martínez, «Camarada Arenas», condenado a 17 años de
cárcel por pertenencia a la banda terrorista Grupo de
Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).
En 2014 fue condenado por
enaltecimiento del terrorismo, pues en sus letras ensalzaba a organizaciones
terroristas como el GRAPO, Fracción del Ejército Rojo y Terra Lliure, pidiendo
incluso que estas organizaciones volviesen.
También algunos de sus tuits han ido siempre en este sentido
y se pueden calificar educadamente como: «extremadamente desacertados» y como
muestra de lo dicho dejo algunas de sus perlas:
«El mafioso de mierda del Rey dando lecciones desde un palacio»
«¡Merece que explote el coche de Patxi López!»
«Guardia Civil torturando o disparando a emigrantes»
«En mi escuela pública había violencia y no era etarra sino
de retratos de la monarquía encima de la pizarra»
«Que alguien clave un piolet en la cabeza de José Bono»
«Pena de muerte ya a las Infantas patéticas, por gastarse
nuestra pasta en operaciones de estética».
«Siempre hay algún indigente despierto con quien comentar
que se debe matar a Aznar»
«Los parásitos de los Borbones siguen de trapis con los
decapitadores de los homosexuales»
«Prefiero grapos que guapos. Mi hermano entra en la sede del
PP gritando ¡Gora ETA! A mí no me venden el cuento de quiénes son los malos,
sólo pienso en matarlos»
«Me cago en la marca España explotadora y casposa»
«No me da pena tu tiro en la nuca, pepero. Me da pena el que
muere en una patera. No me da pena tu tiro en la nuca, socialisto»
«Es un error no escuchar lo que canto, como Terra Lliure
dejando vivo a Losantos»
En 2016 insultó, agredió y roció a un periodista de TV3, con
un producto de limpieza.
En 2018 fue condenado a una pena de dos años y un día de
prisión y a pagar una multa de 24 300€ por «enaltecimiento del terrorismo», «calumnias
e injurias contra la Corona» y «calumnias e injurias contra las instituciones
del Estado».
En junio de 2020 fue condenado a seis meses de cárcel por
provocarle lesiones a un periodista al agredirlo y rociarlo con un líquido de
limpieza. Y, además, a dos años y medio de cárcel por agredir a un testigo en un
juicio contra un agente de la Guardia Urbana de Lérida.
Estas son las credenciales de alguien que piensa que cuando
se está rapeando, o lo que quiera que haga Pablo Hasél, se puede decir
cualquier cosa y se está inmune o al margen de la ley, pero no es así. Para que
sus seguidores se manifiesten por haber sido condenado, el condenado debería
haber comenzado por tener respeto y no «cargar» contra todo lo que considera
oportuno, pues la libertad de expresión de una persona, acaba donde comienza la
libertad de expresión de otra persona y nadie debe invadir el espacio ajeno.
Y en 2021 algunos simpatizantes suyos pintaron un grafiti
con la cara del ex rey de España Juan Carlos I, y algunos textos a su alrededor,
en la que clavaron cinco flechas en las que en las plumas se veía pintada la
bandera republicana. Siempre dando ejemplo de lo que no se debe hacer.
El día 18 de febrero de 2021 en Valencia hubo una
manifestación a favor de esta persona que tuvo su punto más «caliente» en la
Plaza de San Agustín, y nuestro alcalde Joan Ribó, en lugar de condenar las
acciones y expresiones de este rapero político, cargó contra la Policía
Nacional que contuvo la manifestación. Además de parte del alcalde de Valencia
no hubo ninguna condena a que hubiera un numeroso grupo de personas reunidas
manifestándose sin mantener la distancia de seguridad en plena pandemia de
Covid, como he citado en otros artículos, igual el Covid sabe que no debe
atacar a los seguidores de Pablo Hasél.
Y partidos políticos como Bloc-Compromís, también cargan
contra la Policía Nacional en lugar de apoyarlos en todos los sentidos.
Un país que apoya a los criminales, subversivos,
enaltecedores del terrorismo, terroristas y otras gentes de mal vivir, en lugar
de apoyar a sus cuerpos de seguridad del estado que son los que siempre velan
por la seguridad del estado que defienden, es un país podrido hasta la médula,
es un país donde su clase política o parte de ella, debe estar fuera de los
cargos políticos que ocupan.
Un país donde la clase política, por acción u omisión está
al lado de los enemigos del país que lideran, es una clase política que sobra
en ese país, y en este caso, sobran en España.
Despierta España, hay mucha basura que barrer, y mucho que
reconstruir.