Pere Valenciano. No es éste el Estado de las Autonomías que habíamos soñado. Después de casi 40 años de democracia y más de 30 de desarrollo autonómico, los españoles y, lo que es peor, el mundo entero, ha asistido al hundimiento de los Gobiernos autonómicos, que han llevado a la ruina -en mayor o menor grado- los políticos que han estado al frente de ellos desde su creación. La fiesta del endeudamiento sin control, con aeropuertos en cada esquina, obras mastodónticas y precios disparatados, enchufismo salvaje y corrupción generalizada, ha llevado a una resaca que ha terminado en coma profundo.
Siempre he defendido el Estado de las Autonomías como algo positivo frente al centralismo del franquismo y otros periodos históricos. Sin embargo, la avaricia y la irresponsabilidad de muchos de los líderes que han estado al frente de gobiernos autonómicos, diputaciones, ayuntamientos y un sinfín de organismos públicos, han propiciado un debate sobre el futuro del Estado y su organización autonómica, tanto en España como, sobre todo, en el exterior.
Con la excusa del autogobierno y el progreso, los partidos que han gobernado las Comunidades Autónomas las han llevado a un nivel de endeudamiento que ahora es insostenible, básicamente porque también los partidos se han encargado de hundir las Cajas de Ahorro que sostenían con préstamos y avales las obras faraónicas, llámense aeropuertos, rotondas u obras arquitectónicas con desfases presupuestarios insultantes. Un endeudamiento que en ningún caso ha servido para mejorar el tejido productivo y ahora nos encontramos con 6 millones de parados que no encuentran empleo porque no hay sector económico que absorba los parados tras la explosión de la burbuja inmobiliaria. Un endeudamiento que se utilizó básicamente para derrochar en obras públicas, muchas de ellas innecesarias, para colocar a miles de personas en administraciones y empresas públicas creadas para robar al contribuyente, por no hablar de la corrupción inherente al poder, un auténtico cáncer en España.
La pésima gestión de la casta política irresponsable, ladrona y cortoplacista no sólo ha contribuido al hundimiento de la economía, con la tasa de paro más alta de Europa -por delante de Portugal, Irlanda, Italia e incluso Grecia-, sino que ha servido para que se abra un serio debate sobre el modelo de Estado de España y se cuestione la estructura autonómica como la hemos conocido hasta ahora.
Produce vergüenza y profunda tristeza observar cómo los gobiernos que hasta ahora competían por ver quién hacía más aeropuertos absurdos o más embajadas o sus equivalentes turísticas o económicas, han tenido que acudir al rescate del Gobierno central. En especial, dan pena los nacionalistas catalanes, que han gobernado Catalunya casi toda la democracia y han sacado buena tajada de los gobiernos en minoría de Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, acudir al FLA y al mismo tiempo culpar a España de sus desmanes, su torpeza y su mala gestión.
Todo esto y mucho más nos hace a muchos preguntarnos, ¿comunidades autómas sí o no?
La puntilla
¿Eran necesarios dos, tres, cuatro y hasta cinco canales de televisión en las Comunidades Autónomas? ¿Para qué? Para enchufar a gente y dilapidar el dinero de los ciudadanos, los mismos que ahora no tienen ni para comer o se les recortan pagas extras o se les suben los impuestos.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia