Fernando Escalante. EPDA
¿Es menos profesional un médico
que se toma un café con sus pacientes fuera de la consulta? Fernando Escalante,
hematólogo del hospital de León, ha defendido los beneficios de ese café en las
jornadas de Humanización organizadas por la Asociación para la Lucha contra la
Leucemia de la Comunitat Valenciana (ASLEUVAL) en el hospital La Fe.
“La mayoría de las personas
llegan al hospital nerviosas y no se atreven a preguntar por vergüenza, miedo o
bloqueo”. “Hemos de responder al enfermo lo antes posible, porque aumenta la
supervivencia un 20%. Es una aberración tener que pasar por urgencias ante
cualquier contratiempo. No podemos generar listas de revisiones y no disponer
de huecos para esos imprevistos”. La Fe y el Doctor Peset van a empezar a
organizar el café fuera del hospital, a través de ASLEUVAL, siguiendo los
modelos de León, Salamanca y Segovia.
Escalante visita sin bata ni
corbata y desmonta el mito de la
empatía: “Me podré poner en tu lugar pero sólo un poco por mucho que quiera. Te
puedo acompañar pero no soy capaz de saber lo que siente una persona enferma”.
Y demanda más rigor para abordar
el debate complicadísimo de la eutanasia: “He jurado no hacer daño y el mayor
daño que puedes hacer es matar a una persona, aunque ella quiera”.
¿Cómo nace Un café con tu
hematólogo?
Soy asesor de la asociación Lucha contra las Enfermedades de la Sangre en
León hace 5 ó 6 años y anteriormente, todas las consultas se dirigían por email
hasta que un día se me ocurrió compartir con ellos una tarde y aclarar todas
las dudas. Lo programamos de esta manera sin ninguna premeditación y se llamó Un
café con tu hematólogo. Cada vez empezó a venir más gente y nunca ha dejado de hacerlo.
La primera premisa es que no es una consulta de segunda opinión sino de
aclaración de preocupaciones, con una frecuencia de entre 2 y 3 semanas.
Han pasado en 3 años unos 300
pacientes y cuidadores y en nuestros encuentros, la enfermería también es
fundamental porque proporciona mucha información que el médico no llega a
conocer. El trato es más continuo a través de los tratamientos en el hospital
de día y por ello me sirvo mucho de los consejos de los compañeros de
enfermería y auxiliares.
¿Qué se gana frente a la
consulta?
La consulta tiene un tiempo
limitado y la mayoría de las personas llegan nerviosas, se bloquean y no se
atreven a hacer ciertas preguntas por miedo, por vergüenza o por el mismo
bloqueo. Si sólo organizamos reuniones informativas una vez al año, ¿tienes que
esperar un año más a solventar tu duda? De ahí que nosotros intentamos generar
respuestas a nuevas inquietudes.
A los médicos, el asociacionismo
nos complementa porque yo no llego a comprenderte al 100%. Me podré poner en tu
lugar pero sólo un poco por mucho que quiera. La persona que mejor puede
entenderte es la que haya estado o esté en tu misma situación. Esto de la
empatía es muy complicado y es poco humilde decirte que me pongo en tu lugar:
te puedo acompañar pero no soy capaz de saber lo que siente una persona
enferma. Yo soy un hombre sencillo que no puede sustituir tus inquietudes y tu
sufrimiento.
Si yo digo me pongo en tu lugar,
seguramente te estoy engañando porque hasta que no vives la situación no puedes
hacerlo.
¿Es menos profesional un facultativo
que sale de su consulta para atender a sus pacientes?
Todos los médicos nos llevamos
trabajo a casa y es verdad que hemos de conciliar nuestra vida de manera que no
podemos estar 24 horas disponibles pero sí responder a en cuanto podamos.
Atender cuanto antes por medio de un sistema de información del paciente con su
hospital, aumenta la supervivencia un 20%. En León hemos activado esta
plataforma hace aproximadamente un mes, después de superar las trabas
burocráticas.
¿La Medicina actual ha perdido
humanidad?
La tecnología nos hace perder la
dimensión humana. No hablamos de curar una enfermedad sino de tratar a una
persona en su dimensión global. Yo tengo pacientes que no han querido tratarse
y, con todo el respeto del mundo, tengo que acompañarles en su decisión por
mucho que esté en contra. Además de ser un buen médico has de ser un médico
bueno.
¿Sigue impactando dar un
diagnóstico?
Desde luego. Estoy en la etapa
media de mi carrera y cada vez me impacta más. Y creo que me pasa desde que soy
padre porque me ha cambiado la dimensión vital. Cuando eres joven, no eres
capaz de discriminar.
Debemos aprender a dar mejor la
información, abrir las puertas de la consulta… Para un enfermo crónico, es una
aberración poder pasar sólo por urgencias ante cualquier contratiempo. Hemos de
garantizarle acceso directo al médico que mejor conoce su enfermedad. No
podemos generar listas de revisiones y no disponer de huecos para esos
imprevistos. Necesita que lo vean lo antes posible.
¿Cuál ha sido su diagnóstico
más difícil?
La información en ciertas fases
de la enfermedad. Una parte de nuestros
pacientes son jóvenes, por ejemplo con linfomas o leucemias que pueden no ir
bien. Mi peor situación, que después resultó más reconfortante, fue un paciente
joven con un linfoma que después resultó muy agresivo sin opciones de
tratamiento. Fue impactante porque me pidieron consejo personal y lo di:
despídete de tus hijos y a la semana de morirse, me enviaron un ramo de flores
agradeciéndome el trato. Fue durísimo pero reconfortante porque hay que
acompañar hasta esos límites. Esta vivencia la
tengo grabada a fuego.
Hace poco tiempo derivé a
cuidados paliativos a otra persona muy mayor a la que estaban tratando con
antibióticos y le gestioné una muerte digna: no le pongáis más antibióticos por
favor, mandadle a un sitio donde le cuiden y le quiten los dolores. Esta es la
parte más dura pero más gratificante: ayudar a una muerte digna, para que los
últimos momentos sean lo más llevaderos posibles.
Cuando las cosas no van bien, has
de seguir trabajando porque otras personas demandan, a pesar de tu tristeza,
que seas un profesional y que continúes trabajando.
¿Estamos frivolizando con la
legalización de la eutanasia?
Es un asunto complicadísimo
porque no es sólo el tema médico sino también religioso y ético. Hemos de dar
respuestas que ahora no tenemos. Todos queremos curar el cáncer pero sabemos
que no llegamos a todo. Las personas mayores o las que no responden a los
tratamiento necesitan una opción paliativa. La muerte provocada me genera
muchos debates sobre todo desde el punto de vista religioso porque yo he jurado
no hacer daño y el mayor daño que puedes hacer es matar a una persona, aunque
ella quiera. Nosotros conocemos el momento en que no podemos hacer nada más y
nos podemos equivocar pero solo por unas semanas. Hemos dejar de paternalizar
la situación porque hay que informar con honestidad, sinceridad y humildad.
Hemos de conocer a la persona y a sus cuidadores y sentarnos a hablar y
preguntar qué es lo que quieren con su vida. Como siempre en todas las fases de
la enfermedad, hay que decidir conjuntamente. Generar confianza desde la
sinceridad ayuda mucho. La verdad siempre nos hace libres: cuánto podemos
sufrir, cuáles serán los efectos secundarios de la medicación… la humanización
exige tratar a las personas como iguales.
¿Si la Medicina trabajara
mejor, la homeopatía no engancharía?
La homeopatía tiene que ser
complementaria a la medicina tradicional y nunca puede sustituirla. El yoga, el
pilates, la fisioterapia suave pueden ser convenientes mientras no empeoren. Es
como la leche con miel, que no puede sustituir al antibiótico.
Nosotros tenemos un déficit de
psicooncólogos y psicohematólogos, que influirían muchísimo en mantener unas
buenas relaciones con el médico y tu familia, la tolerancia al tratamiento…Esto
no es homeopatía pero se sabe que tener un estado de ánimo bueno influye en el
pronóstico de la enfermedad.
¿Un oncólogo o un hematólogo
puede decirle a su paciente, ante los efectos secundarios: Tómese un
Tranquimazin?
Yo no se lo puedo decir a nadie
porque asumo un diagnóstico que no puedo dar, igual que no puedes diagnosticar
un Alzheimer porque si lo haces, te equivocarás. Si piensas que algo no
funciona bien, has de poner a la persona en manos de un psicólogo o un
psiquiatra, que no es nada peyorativo porque no significa que nadie esté loco
sino que ha recibido un palo ante una enfermedad que puede llegar a matarle. Si
tú no puedes dar esa ayuda, has de buscar al que pueda proporcionarla para
mejorar la percepción de la enfermedad y del tratamiento, porque eso influye en
el pronóstico, independientemente de que estemos en la fase tecnológica. La
ayuda a la persona está por encima de todas las novedades.
¿Hay que cuidar más allá de
curar?
Afortunadamente disponemos de
distintas opciones de tratamiento para adaptar a las necesidades de las
personas. Todos sabemos matar un tumor pero a veces los efectos de hacerlo son
muy perniciosos y puedes matar a la persona. Es algo a mejorar y si todo se lo
explicas a las personas que quieren escuchar, su vida irá mejor. El paciente
informado facilita mucho la vida del facultativo y mejora su salud.
¿La bata es una barrera?
Si en un hospital puedes utilizar
tu propia ropa generas un ambiente menos inhóspito. La bata y la mesa distancian
mucho. Hay muchas cosas que separan y no acercan. Yo no uso bata no sólo por
eso sino porque te la tendrías que cambiar de habitación en habitación porque
es una fuente inagotable de microbios, igual que la corbata. Hicieron estudios
en Israel y EEUU que demostraban que las batas y las corbatas son las partes de
la indumentaria que más gérmenes tienen. Si tienes que llevar uniforme del
hospital, que sea camiseta de manga corta, con lavado continuo de manos porque
mira que insistimos y aún cuesta. En urgencias, las cortinillas que separan un
box de otro también son fuente de microorganismos porque no se lavan.
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