José Asunción, artista de El Puig de Santa María, se dio
a conocer en las redes con una versión a violín de Despacito, una conocida canción de Luis Fonsi. Desde entonces, su
fama ha ido en ascenso, recorriendo diferentes lugares de España con su
instrumento. Una apuesta por la ruptura de moldes de la música clásica,
demostrando que se puede llegar al público más joven con los instrumentos de
siempre.
En 2017 hablamos contigo por tu éxito en las redes con
las versiones de canciones actuales al violín. ¿Cómo han sido estos tres
últimos años para tu carrera musical?
El éxito me pilló
por sorpresa tras subir el vídeo versionando Despacito, y desde entonces me he dedicado a trabajar en eventos.
He tocado en los sitios más punteros de Ibiza y he continuado subiendo en
cuanto a suscriptores. Sigo haciendo vídeos, y en este tiempo he intentado
enfocar los espacios hacia sitios emblemáticos, como la Puerta de Alcalá de
Madrid, entre otros. El objetivo de los vídeos es desplazar el cliché que
existe hacia el violín clásico, porque hemos demostrado que puede llegar a todo
tipo de público.
A parte de ingresos por los vídeos, ¿En qué otras vías
profesionales estás trabajando?
La temporada de
verano de este año ha sido muy buena, y he podido viajar por toda España, desde
Sevilla hasta Marbella. En mayo fue cuando empezamos con las actuaciones, al
levantarse un poco las restricciones, y hasta noviembre hemos podido continuar
trabajando. En invierno me centro en seguir subiendo vídeos, que también es un
trabajo y requiere tiempo.
Uno de
los cambios más importantes que ha habido desde 2017 hasta ahora ha sido la
aparición del Covid, que ha condicionado en gran medida los espectáculos
culturales. ¿Cómo te ha afectado esto a esa carrera musical incipiente?
Han sido condiciones muy complicadas, porque
no he podido tocar en directo durante mucho tiempo. En cuarentena aproveché
para interpretar en el balcón e intenté poner mi granito de arena con toda la
situación, para entretener un poco a la gente. El año pasado saqué unos doce
temas de canciones navideñas, y ahora sigo promocionándolas. Como las canciones
navideñas no pasan de moda, estas Navidades he continuado moviendo las
melodías.
En la
entrevista anterior nos comentabas que esta fama te había servido para
profesionalizar el proceso de grabación, que empezó siendo muy amateur. ¿Ahora mismo cómo estás
trabajando para producir tus canciones?
Hemos mejorado mucho en cuanto a la grabación
y edición, con la ayuda de Carmen Mateo, que es la que me ayuda con casi todo.
Intentamos invertir en cámaras, trípodes, estabilizadores, para que el vídeo
tenga más calidad y parezca más profesional. La idea es continuar en ese
camino, porque mi objetivo es seguir creciendo en suscriptores en la plataforma
de Youtube, así como en visualizaciones, que es lo que va a permitir que llegue
gente que apueste por el proyecto económicamente el día de mañana. La idea a
futuro es poder crear un espectáculo propio, aunque no es fácil, porque no deja
de ser un violín sin ninguna letra. Esto me ha llegado a frenar, porque he
tenido propuestas de conciertos de Latinoamérica. Pero estoy un poco a solas,
no a nivel técnico, porque tengo a mi equipo, pero no he firmado con ninguna
discográfica. No por no haber tenido la oportunidad, sino porque muchos
contratos me parecían abusivos. Es un mundo de caimanes. Me hacían firmar cosas
como quedarse el 95% de los ingresos, pero sin comprometerse a casi nada,
simplemente por la distribución.
Y ha
sido una combinación, la de la música clásica y la actual, que ha funcionado
más de lo esperado
Sí, muchísimo. Recibo muchos mensajes de
madres cuyos hijos han empezado a tocar instrumentos gracias a ver mis vídeos.
Al final es una manera más dinámica de acercarse al violín. No me gusta
clasificar el tipo de repertorios, igual interpreto canciones de regaeton actuales
como Alejandro Sanz, todo tipo de artistas. También he tenido la suerte de que
artistas como Daddy Yankee me hayan compartido por las redes sociales, eso
siempre ayuda a tener repercusión.
En tu
carrera combinas dos estilos que parecen antagonistas, como la música clásica y
el regaeton. ¿Cómo se te ocurrió esa mezcla?
Fue un poco ensayo y error. Cuando empecé a
tener visitas en mis vídeos me pareció curioso, porque llevaba toda la vida
estudiando clásico y me hice viral por una canción técnicamente muy fácil. En
ese momento cambié la mentalidad, porque hubo mucha gente que no había
escuchado un violín prácticamente nunca y es algo muy agradecido para mi
trabajo. Me hace sentir cosas muy bonitas. Te das cuenta de que la música es
una manera de expresión independientemente del estilo. Lo importante es
comunicar y hacer sentir algo. Si conforme se han ido desarrollando la sociedad
por lo que a gustos musicales se refiere ahora se escucha esto, pues vamos a
adaptarlo, y a hacer que se escuche pero también de otras maneras. También,
pese a lo que pueda parecer, mi público objetivo no ha sido solo gente joven de
20 o 30, también me escuchan de 60 años con versiones de otros cantantes, con
canciones de José Luis Perales. La intención es querer satisfacer al público.
Querer
que el público quede satisfecho es un valor muy vinculado con la orquesta
Sí, totalmente
Crees
que se debería reinventar todo lo que supone la música de orquesta, puede que
desde fuera se intuya como un estilo demasiado encajonado
Por supuesto, creo que la música tiene que
evolucionar. La media del público de un concierto de música clásica es de 50
años. Hay que buscar la tecla que pueda llegar a los chicos de 15 años, porque
lo primero en lo que piensan los jóvenes cuando hablas de música clásica es
“qué aburrimiento”. Se le puede dar una vuelta, porque la música clásica es
algo maravilloso, lo que ocurre es que nos han vendido siempre que es algo
aburrido, en cuanto a fondo y a vestuario. El objetivo debería ser darle un
toque fresco.