Un grupo de profesores de Caxton College reunidos en una sesión de trabajo junto a la subdirectora Marta Gil. Una
enseñanza hercúlea se puede alcanzar por medio de múltiples y
diferentes métodos educativos pero, todos ellos, sin exclusión,
deben contar fundamentalmente con el compromiso, la competencia y la
vocación de un corpus docente sólido.
Por
razones diversas, en los últimos tiempos, la imagen del profesor ha
quedado ciertamente desdibujada al disminuir buena parte de la
autoridad y el respeto que venía experimentando desde sus orígenes
clásicos. Tanto es así que las instituciones educativas, en muy
pocas ocasiones, nombran al profesorado como pieza promocional para
atraer la atención de padres y alumnos. Son otros elementos
educativos como las instalaciones, la metodología, las actividades
extraescolares o las nuevas tecnologías aplicadas a la enseñanza
los que se llevan el protagonismo antes que las virtudes de un
claustro de profesores con talento.
Qué
duda cabe que todos los factores arriba expuestos son fundamentales
para garantizar una educación completa e integral, pero ¿no es
principalmente el profesor quien sostiene la llave que abre las
puertas del éxito o del fracaso? Si verdaderamente los centros de
enseñanza están seguros de que en sus docentes está el futuro de
sus estudiantes, y también el de su reputación como institución
académica, tienen que trabajar conjuntamente para recuperar la
posición central que merecen en este siglo XXI digitalizado.
Es
momento de destacar su valía y situarlos en la médula del sistema
educativo. Por eso desde Caxton College se hace hincapié en las
cualidades que un educador, implicado con su profesión, debe poseer
para sembrar las semillas del conocimiento en sus alumnos. “Es
fundamental apostar por el talento en una sociedad cada vez más
exigente. Por esta razón, nuestro profesorado pasa por un proceso de
selección al que solo acceden aquellos que acreditan una serie de
facultades que garantizan una labor educativa competente. Así mismo,
nos preocupamos de que anualmente asistan a programas de formación
que los sitúan al frente de la transformación educativa”, asegura
Marta Gil, subdirectora de este colegio británico de Puçol.
Profesores
para el siglo XXI
Cada
vez son más los profesores que se adaptan a la era digital y se
sumergen en nuevas metodologías para impartir clases atractivas que
ayudan a sus alumnos a alcanzar el éxito académico. Caxton College
señala algunas de esas nuevas destrezas que un buen maestro debe
incorporar a su dinámica de trabajo en las aulas:
Capacidad
de fomentar en el alumno un pensamiento crítico y divergente.
Maestría
para dotar al estudiante de un carácter investigador y reflexivo.
Habilidades
para aplicar la gamificación en las aulas.
Conocimiento activo
y eficaz de las nuevas tecnologías de la información destinadas a
sus asignaturas.
Cualidades
creativas e innovadoras que acerquen sus asignaturas a la realidad
cotidiana.
Experiencia
para diseñar sus propios recursos didácticos organizando clases
bidireccionales donde los alumnos, de manera colaborativa,
interactúen y formen parte del proceso de formación.
Técnicas
para que los alumnos sean productores de contenidos y trabajen por
proyectos educativos interdisciplinares.
Competencia
para utilizar el error como fuente de aprendizaje.
Cualidades
para impulsar la autonomía e independencia del alumno.
Aptitudes
afectivas para promover relaciones empáticas con el alumno.
Solvencia
para combinar la educación emocional y cognitiva.
Mostrar
un compromiso ético y un modelo de conducta ejemplarizante.
Fomentar
el talento
Caxton
College ofrece un
programa de formación anual que amplía y actualiza los
conocimientos y las aptitudes de su equipo docente. Esta propuesta es
muy valorada
por el cuerpo de profesores que
aspira a continuar creciendo en su carrera profesional. De esta
forma, se consigue mantener su motivación y que cada vez obtengan
mayor cualificación en su carrera profesional. “Tan
interesante es atraer talento como saber retenerlo. Por ello, es
importante crear
un ambiente de trabajo cómodo
y respetuoso en el que se instale el compañerismo, el
reconocimiento, la confianza y el trabajo en equipo para contribuir a
que el profesor adquiera un sentimiento de pertenencia”, apunta
Marta Gil.
Proceso de
selección
Contar con buenos
profesores en las aulas requiere su tiempo. No es un proceso sencillo
ni aleatorio. Por eso, la inversión que el equipo directivo, o el
departamento de RR.HH, realiza en la selección de sus maestros es
una de las más significativas del colegio. De este modo, un proceso
adecuado y eficaz puede hacer grande al alumno y a la institución
educativa. En el caso de Caxton College el procedimiento para
seleccionar profesores británicos es muy metódico, lo que permite
minimizar el riesgo. Inicialmente al candidato se le exige el título
académico adecuado para el puesto de trabajo que se oferta. Al mismo
tiempo se valora la calificación final que haya obtenido en su
carrera universitaria. Además, se le pide un mínimo de dos años de
experiencia en un colegio de Reino Unido, con referencias por escrito
y por teléfono de los directivos de ese centro. Se tiene muy en
cuenta que el colegio del que procede sea bueno y le haya aportado
experiencias docentes innovadoras. Una vez valorados estos detalles
documentales la entrevista, vía skype, se lleva a cabo por dos
personas de dirección (una británica y otra española) y, si supera
esa última prueba, se le invita al colegio para que conozca de
antemano su lugar de trabajo y su ciudad de residencia. A su llegada,
el colegio se hace cargo de la burocracia administrativa y legal para
que su estancia sea confortable en términos de servicios médicos,
vivienda, etc. “Contar con profesores cualificados, con una
trayectoria excelente y con un afán por continuar investigando, nos
confiere mucha tranquilidad”, concluye Marta Gil.
Maestría
En un momento donde
las nuevas tecnologías irrumpen con fuerza en las aulas y eclipsan
la figura del educador, es tiempo de dejar ver que su autoridad y su
maestría están más vivas que nunca. La mejor herramienta educativa
para este siglo XXI es, sin duda, un profesorado adaptado a la nueva
realidad, que fundamenta su saber hacer en el talento, que promueve
la perseverancia y que, como decía Sócrates, “trata
de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que
tienen sobre las cosas”.
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