Pedro Rodríguez /EPDA Las pequeñas y medianas empresas y las microempresas son una fuente vital de empleo y riqueza en todo el mundo. En el sector químico, estas empresas son especialmente importantes, ya que están presentes en muchos aspectos de la vida cotidiana, desde la fabricación de productos de consumo hasta la producción de materiales para la construcción. De hecho, en España, y contra lo que mucha gente piensa, el 96,5% de la industria química está formada por PYMES e incluso más del 65% de las empresas del sector tienen menos de 10 empleados.
Sin embargo, a pesar de su importancia, autónomos, micro pymes y pymes de este y otros sectores son ignoradas en el diálogo social y político. Si, porque el IBEX35 no puede constituirse en representante de autónomos y PYMES “porque sí”.
Es fundamental que estas empresas tengan una voz en el diálogo social y político para asegurar que sus necesidades y preocupaciones sean tomadas en consideración, además la representación en el diálogo social también les permite tener una mayor visibilidad y ser reconocidas por su contribución a la economía y la sociedad. En un momento como el actual en el que la sociedad está poniendo una mayor atención en cuestiones ambientales, de responsabilidad social, de tecnologías digitales y de igualdad, es esencial que autónomos, micro pymes y pymes tengan la oportunidad de participar en el debate de manera directa y ser escuchadas de primera mano. También, tener representación en las mesas de diálogo permite a estas empresas estar mejor informadas sobre las políticas y regulaciones que les afectan, lo que redunda en la toma de decisiones más informadas y en un ajuste de su modelo de negocios en consecuencia. El sector químico es de los más regulados- Y todavía más en la UE. A nosotros nos gusta decir que tras el financiero es el sector más regulado del mundo. Precisamente en nuestro sector es donde esta falta de representatividad se nota y mucho, quedando toda la legislación en manos de los lobbies de las grandes multinacionales y otros grupos de intereses de Bruselas.
En Europa esto mismo no ocurre porque en casi todos los sitios la representatividad está regulada. Mientras en nuestro país no resulta razonable que la CEOE se atribuya la representación de todas las empresas y autónomos y el Gobierno central y los Gobiernos autonómicos se lo consientan de manera alegal, al carecer España, de una regulación sobre representatividad sobre la voz de las pymes.
Por poner un ejemplo, cuando se aprobó la ley de morosidad en España, la asociación más importante de autónomos, ATA, a través de su presidente Lorenzo Amor en un twitter declaraba que defendía la estabilidad de grandes empresas y bancos era imprescindible en nuestra sociedad. Estupefactos nos quedamos quienes navegamos a diario entre micro pymes y autónomos, pero “es lo que hay” -como dijo Salvador Navarro, presidente de la CEV y vicepresidente de la CEOE a Alfonso Rojo de PIMEB filial balear de Conpymes- en una mesa redonda en Valencia hace unas semanas.
La realidad es que ATA y CEPYME se integraron en la CEOE y así nos va a autónomos, micro pymes y pymes que no tenemos absolutamente a nadie que nos defienda en el diálogo social ni en otros diálogos que se establecen a primer nivel.
Tampoco en Valencia donde la CEV y CEPYMEV, fieles vasallos de la CEOE y por consiguiente del IBEX, se atribuyen una representatividad que, como decimos, es imposible otorgar porque no existen mecanismos legales para ello.
CONPYMES, la confederación de la pequeña y mediana empresa, constituida en esta década es la única entidad que se nutre únicamente de pymes y autónomos y pretende la representación nacional de este vital sector de la economía nacional. Para ello, por ejemplo, ha denunciado esta situación en Bruselas. Pero no solo allí, sino que ante la Audiencia nacional ha interpuesto un contencioso-administrativo contra actuaciones del Gobierno de la nación para que legisle en pro de una justa representatividad, como decimos, ausente hasta ahora. Nuestra última actuación, de gran trascendencia en los medios ha sido la denuncia de la entrega a la CEOE y UGT de 30 millones de euros para formación sin contar con nadie más.
La cuestión es que no podemos seguir así, ni en Valencia ni en Madrid. En la capital ya se han iniciado actuaciones legales y de comunicación del problema y en Valencia, tanto QUIMELTIA, asociación de las pequeñas empresas del sector químico, como la UNIÓN GREMIAL ya han dado los primeros pasos uniéndose a CONPYMES.
Es fundamental que autónomos, microempresas y pymes químicas tengan una representación adecuada en el diálogo social para asegurar que sus necesidades y preocupaciones sean tomadas en cuenta y fomentar su éxito y viabilidad a largo plazo. Al incluirlas en el debate, podemos asegurarnos de que su contribución a la economía y la sociedad sea reconocida y valorada.
Pedro Rodríguez es presidente fundador de Quimeltia, Tesorero de Conpymes y miembro de su comité ejecutivo y ha sido secretario de la Comisión de economía y empresa del Senado en la XIII Legislatura.
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