Sandra Gómez. /EPDA Es curioso cómo algunos siempre tienden a mirar al pasado para encontrar las esencias perdidas, a la búsqueda de unas supuestas certezas que nos hicieron grandes para que, al desempolvarlas, devuelvan a los valencianos y valencianas al camino del éxito.
Su nostalgia y su afán constante por revivir la historia no les deja ver la realidad de una tierra cuya grandeza siempre ha sido, entonces y ahora, la de mirar al futuro sin temor, a la búsqueda de nuevas oportunidades.
Fue así como se cimentó la historia compartida que conmemoramos cada 9 d’Octubre. Y ese mismo espíritu es el que impregnó a las instituciones en los últimos ocho años, desde donde impulsamos el talento, la cultura y la creatividad para que València y la Comunitat estuvieran preparadas para afrontar y liderar los retos del futuro. Fuimos fieles a nuestras raíces.
Pero los avances no siempre se producen de manera lineal o continua. A veces, los pasos hacia adelante necesitan de una pausa, de un pequeño paréntesis que ayude a asimilar el futuro que se avecina, una realidad imparable que no entiende de miradas al pasado ni de esconderse en los recovecos de nuestra historia. Por muy brillante que sea.
Y la esencia de los valencianos y de las valencianas es precisamente esa, la de ser un pueblo valiente, que siempre mira cara a cara al futuro y que lucha y trabaja incansablemente por seguir avanzando. Porque València se construye a favor y nunca en contra. Es una tierra que acoge y no rechaza. Que avanza aunque a veces se detenga para coger impulso.
Y este 9 d’Octubre tenemos la oportunidad de levantar la cabeza de nuevo para mirar ese porvenir vibrante que todavía nos espera, de celebrar nuestro pasado sin quedarnos aferrados a los símbolos. Porque València es futuro y, cuando se acabe este pequeño paréntesis, volveremos a avanzar de manera firme y decidida.
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