Pascual Martínez. EPDA ¿Con qué frecuencia tenemos que
lavarnos los dientes? Lo esencial no es el cuánto sino el cómo: “Durante un
mínimo de dos minutos, el cepillo ha de tocar a la vez la encía y el diente”.
No existe una diferencia muy marcada entre el manual y el eléctrico y, eso sí,
siempre mejor evitar los duros, que dañan la encía. La limpieza debe incluir la
lengua y finalizarla con un enjuague con flúor durante un minuto por la noche.
¿A qué edad es recomendable
acudir al dentista? Cada seis meses desde que salen los primeros dientes
temporales, para adquirir no sólo hábitos higiénicos sino también dietéticos:
evitar los caramelos pegajosos, los cereales, los snacks, las papas o las
salsas.
A la ortodoncia hay que hincarle
el diente sin prisa: “Entre los 12 y los 14 años. Prefiero esperar para no
planificar tratamientos tempranos innecesarios. Un aparato previo para
ensanchar no evita unos braquets posteriores
en la mayoría de casos”.
Abordamos la salud bucodental con el odontólogo Pascual
Martínez, con consultas en Torrent y Requena.
¿Cuántas veces al día hay que
lavarse los dientes?
La técnica que emplees es más
importante que la frecuencia. Está demostrado que para que se produzca inflamación
de encías, tienen que transcurrir al menos 24 horas con placa bacteriana en la superficie del diente. Aun
así, es aconsejable hacerlo tres al día por higiene. Se
necesitan un mínimo de dos minutos cada vez, aunque el cepillado de la noche es
el más importante porque disminuye la secreción de saliva, que es un protector
frente a la caries, por lo que durante esas horas aumenta el riesgo.
¿Cuál ha de ser la técnica?
Que el cepillo toque a la vez la
encía y el diente. Siempre recomiendo a mis pacientes que, en vez de pasar de
una zona a otra rápidamente, delimiten de dos en dos dientes y los repasen 15 ó
20 veces y así siguiendo hasta completar la dentadura. El movimiento del cepillo puede hacerse de la encía al
diente o en horizontal, siempre que el cepillo toque la encía a la vez que el
diente. Hay mucha gente que cree que se cepilla bien pero no lo hace
porque no masajea la encía.
¿Mejor un cepillo eléctrico o
manual?
Hay estudios que demuestran que
el eléctrico para la limpieza interproximal es más eficaz pero tampoco hay una
gran diferencia. El eléctrico permite, también, acceder bien a las zonas
posteriores gracias a que el cabezal es pequeño.
¿Qué dureza?
Los recomendables son medios o
blandos porque los duros dañan la encía. Es raro que un dentista los recomiende.
Incluso para después de una cirugía se aconsejan los filamentos extrablandos
para zonas donde se haya podido hacer una extracción.
He visto lesiones de encía en
pacientes que se cepillan o bien vigorosamente o bien con cepillos duros.
¿Se ha de utilizar seda
dental?
Es un buen complemento. Muy poca
gente la emplea diariamente y tampoco está comprobado que disminuya el riesgo
de caries pero es verdad que su uso ha mejorado la higiene. Como he dicho es un buen complemento,
pero es más importante realizar una buena técnica de cepillado.
¿La limpieza ha de incluir la
lengua?
Sí porque acumula muchas
bacterias, que muchas veces pueden ser causa del mal aliento junto con las
caries o la inflamación de encías.
¿Qué dentífrico emplear?
Hasta los 6-7 meses, uno con flúor
de 500 partes por millón pero la mayoría de marcas tienen una concentración
como la de los adultos y sólo cambian el sabor y el color. Para adultos, las
pastas convencionales tienen entre 1.000 y 1.500 partes pero es recomendable
para pacientes con alto riesgo de caries emplear pastas con 2.500 partes por
millón. Éstas han recomendado
mayor eficacia en la prevención de caries que aquellas con menor concentración
de flúor.
¿Se debe enjuagar la boca?
Para pacientes con alto riesgo,
es conveniente hacerlo diariamente. Los hay diarios con 0,05% de flúor y los
semanales, con 0,2% que
se suelen emplear en programas escolares, fundamentalmente los viernes después
de comer. Pero está demostrado que el semanal, empleado diariamente, previene
más la caries y no es lesivo.
Y da igual comprar flúor de farmacia o de supermercado porque lo
importante es la concentración. Debe mantenerse durante un minuto y siempre
después del cepillado para actuar. Protege durante varios meses pero si dejas
de emplearlo, vuelves a tener la misma susceptibilidad. No es acumulativo. Hay
que ser constante.
¿A qué edad se debe ir al
dentista por primera vez?
Cada seis meses desde que salen
los primeros dientes temporales porque los papás pueden limpiarlos con una
pequeña gasa y se instauran los buenos hábitos, incluidos los dietéticos. Además la odontopediatra puede
orientar a los padres sobre las recomendaciones para prevenir las caries.
¿Cuáles son los hábitos dietéticos
recomendables para reducir el riesgo de caries?
Hay que evitar los caramelos azucarados
y pegajosos porque dejan restos
de azúcar que se quedan retenidos en los surcos de los molares y también los
cereales matinales con chocolate. Y esto lo digo por experiencia propia, porque
cuando les limpiaba los dientes a mis hijos lo comprobaba, además de la
dificultad añadida de eliminar los restos. Hay azúcares también ocultos en
snacks, papas o salsas.
Es mucho peor comer cualquier dulce con mucha frecuencia.
Es preferible tomarse media tableta de chocolate después de comer (un solo
golpe de azúcar), que si esa misma cantidad la distribuyes durante cinco veces
al día, porque realizas cinco golpes de azúcar, por lo que se desmineraliza más
veces el esmalte.
¿Los chicles son un sustitutivo
del dentífrico en caso de urgencia?
La mayoría contienen xilitol, así que se pueden
tomar sin problemas. Las caries se producen cuando las bacterias que tenemos en
la boca toman el azúcar que nosotros introducimos, metabolizan los azúcares y
liberan un ácido hasta que agujerea el esmalte. Pero los de hoy en día no
producen caries. Sí que realizan una autolimpieza, igual por ejemplo a la de
una manzana pero no sustituye un cepillado.
¿Con qué frecuencia realizar
los controles?
Los adultos han de ir una vez al
año aunque aquellas personas con enfermedades de encías que lo requieran, cada
tres o seis meses o en el caso de la ortodoncia, mensualmente. Cada vez hay más
costumbre de ir al dentista, también gracias a las unidades de odontología
preventiva en los centros de salud y a la universalización de los anuncios de
las pastas dentales, que han contribuido a reducir las caries. Pero aún quedan
personas que mantienen el miedo a
acudir al dentista. Sin embargo, la prevención es menos molesta para el
paciente y supone un ahorro.
¿Por qué es una especialidad
únicamente privada, que no está cubierta en la Seguridad Social?
Requiere una alta inversión en
material y una especialización que obliga a que el profesional esté bien
pagado. Es difícil que la sanidad pública cubra estos gastos porque existen
problemas médicos que generan más mortalidad. Es una cuestión de recursos y prioridades. Hablando de la
ortodoncia, será muy difícil que se llegue a costearlo desde el servicio
público de salud. Si nos vamos a la implantología, es aún más complicado.
¿Hay mucha competencia desleal
en ortodoncia?
Esta pregunta requeriría otra
entrevista. El problema es que no existe un reconocimiento legal de las especialidades. Actualmente contamos
con dos vías de formación como ortodoncista: cursos de fin de semana, donde se adquieren conocimientos
básicos que habilitan al dentista para realizar tratamientos sencillos.
Hay otra vía formativa, que es un
máster universitario, del que
hay diferentes modalidades. El Máster de Ortodoncia de la Universitat de
València, con tres años con dedicación exclusiva en que no pueden trabajar en
ninguna clínica, se ven
pacientes que supervisamos los profesores. Contamos con ortodoncistas de muy alto nivel, se
preparan artículos, acuden a muchos congresos, etc.
Sin embargo,
en cuanto a la percepción de la calle, es tan ortodoncista el que ha hecho un
curso de fin de semana que el
que ha cursado un máster de tres años. Debería haber programas para
evaluar la calidad con pruebas objetivas de antes y después del tratamiento, si
está en contacto con la universidad, qué cursos desarrolla y que esto además
fuera público para que cualquier ciudadano pudiera comprobarlo, incluso con las
tarifas publicadas.
¿Es comprensible que con la
cantidad de información que hay se sigan produciendo estafas?
El problema es que queremos lo
bueno lo bonito y lo barato y muchas veces el precio nos atrae. Se ofertan tratamientos muy por debajo del precio
de mercado. Estos tratamientos más baratos los desarrolla profesionales menos
cualificados y muchas veces se generan conflictos, porque no se cumplen las
expectativas del paciente. Las
franquicias son grupos inversores con una versión puramente mercantilista. Por el
contrario, a nosotros nos mueve la salud bucodental.
¿Con cuántos años hay que
plantearse ponerse un aparato corrector?
Lo ideal es cuando empiezan a
cambiar los incisivos. En la mayoría de los casos, hablamos de problemas de
amontonamiento de dientes, que suelen
ser ya con piezas permanentes, entre los 12 y los 14 años. Pero se dan
problemas funcionales y esqueléticos que se enfocan en edades tempranas. En mi
caso suelo ser conservador y prefiero esperar para no planificar tratamientos
tempranos innecesarios. Un aparato previo para ensanchar no evita unos braquets
posteriores en la mayoría de
casos. Hay que diagnosticar con honestidad porque los niños más pequeños
con patologías son una minoría.
¿Cuánto dura el tratamiento?
Depende de la dificultad del caso
y de las manos del profesional pero lo normal son dos años.
Ahora acuden ya muchos
adultos.
Cada vez más porque se ha perdido
el complejo de arreglarse la boca de mayor y lo que percibo es aparte de la estética,
más preocupación por la salud dental. La estética es muy importante pero
nosotros no somos esteticistas sino que tratamos salud para mejorar la calidad
de vida. La ortodoncia no busca
sólo un resultado estético, sino una buena función masticatoria y mejorar la
salud dental del paciente.
Pero los adultos no quieren
braquets y vamos a los aliniadores de plástico, también durante dos años. Los
problemas se pueden corregir a cualquier edad aunque el momento ideal es la
adolescencia.
¿El embarazo es un momento
complicado?
Hay un falso mito de que un
embarazo cuesta un diente. Suele haber cambios de dieta y hormonales, que
inflaman más las encías pero con una buena higiene se previene.
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