Adrián Pla, presidente de Som Jóvens. /EPDA Una vez más, los jóvenes castellonenses somos los olvidados, discriminados, desahuciados por el gobierno municipal. No obstante, en este caso no es por la medida de la eliminación de la gratuidad del bus urbano para menores de 31 años, esta vez se trata de la privación de nuestros derechos individuales y colectivos. La censura entró en escena recordando tiempos pasados en el consistorio municipal.
Primero fue el rechazo del gobierno local a dialogar con los jóvenes para el restablecimiento de un servicio tan necesario como es la gratuidad del bus urbano para la juventud castellonense. Pero, el pasado viernes 9 de febrero aprovechando la intervención del concejal de movilidad en el pleno municipal, tuvo lugar un hecho que mostró la poca empatía del gobierno actual en contra de un grupo de jóvenes, de la asociación Som Jóvens que representa a más de 2000 castellonenses, los cuáles no están contentos con la supresión de este servicio fundamental por parte del concejal de movilidad. Estos tan sólo mostraron de forma pacífica, con pancartas sin ningún mensaje despectivo ni inapropiado, su rechazo a dicha medida durante un pleno de carácter público, donde anteriormente otros colectivos ya se habían reivindicado y no habían recibido la misma respuesta. No obstante, en esta ocasión fue diferente, ya que los jóvenes castellonenses fueron expulsados del pleno con la intervención de los cuerpos de seguridad sin motivo alguno, sin poder ejercer su derecho de reivindicación, sin poder ser escuchados y siendo censurados una vez más.
Este evento que aconteció es inaudito ya que como consta en la normativa de sesiones plenarias municipales, “se puede exhibir pancartas por parte del público siempre que no sean ofensivas ni insultantes”. De este modo, como si de un acto de desahucio y censura se tratase, este grupos de jóvenes fueron silenciados y apartados una vez más por el gobierno municipal cuando realmente estaban haciendo lo que todo ciudadano tiene derecho a ejercer, manifestarse pacíficamente y tener la esperanza de ser escuchado.
Ahora bien, vista la situación del pasado viernes donde los derechos de los jóvenes fueron vilipendiados una vez más y no se tuvieron en cuenta, me lleva a la siguiente reflexión, ¿qué tenemos qué hacer para que nos tengan en cuenta y escuchen nuestras reivindicaciones? ¿Es este el gobierno cuya proclama era la voz del pueblo? Esto no debe quedar en el olvido en las páginas de la hemeroteca y debe invitar a reflexionar sobre los derechos individuales, debe cobrar mayor importancia y con más motivo alguno visto el panorama social y laboral donde nuestro colectivo cada vez se ve más mermado por los obstáculos impuestos por las instituciones a la hora de encontrar una solución y encima como en esta ocasión se le niegue su derecho fundamental a reivindicar libremente y públicamente una medida.
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