Trabajo del equipo profesional del IVI, en una imagen del instituto.
Los
tratamientos con embriones donados se han triplicado en la última década
al pasar de 117 en 2009 a 370 el año pasado, según los datos de
tratamientos realizados por el Instituto Valenciano de Infertilidad
(IVI).
El 58 % de estos tratamientos se realizaron a pacientes procedentes de
España, y el 33 % corresponde a mujeres y hombres que acuden desde
Italia, Alemania, Francia y Gran Bretaña a las clínicas del IVI en
España y, en el caso de las mujeres, superan los 40 años, por lo que sus
opciones de concebir con gametos propios son muy limitadas o
inexistentes.
Según el director médico de IVI Valencia, Ernesto Bosch, mujeres y
parejas de otros países acuden en busca de soluciones reproductivas que
en sus países de origen no son viables por las restricciones legales,
como es el caso de la donación de embriones.
Por ley, los embriones sobrantes criopreservados podrán tener tres
destinos diferentes, a decidir por la mujer o pareja de los que procedan
dichos embriones: donarse a otras mujeres o parejas, donarse a la
ciencia para investigar o destruirse (previo consentimiento firmado de
los pacientes).
A pesar de que el perfil mayoritario de receptores de embriones donados
son parejas heterosexuales, es destacable el aumento progresivo de
mujeres mayores de 40 que deciden afrontar la maternidad en solitario, y
optan por indicación de edad y nivel de fertilidad por la
embriodonación.
Actualmente, este grupo de pacientes supone un 37 % del total de tratamientos realizados en IVI con embriones donados.
En la mayoría de las ocasiones, las mujeres y parejas que presentan
problemas de infertilidad que les imposibilitan ser padres con sus
propios gametos pasan por un proceso de aceptación, que apoyan las
clínicas con su gabinete psicológico.
En el caso de la embriodonación, las mujeres y parejas se enfrentan a la
disyuntiva de decidir si renunciar a su ideal de maternidad/paternidad y
a un dilema moral ya que pensar que engendrarán un hijo que no posee
sus genes les genera rechazo.
Sobre el parecido físico, la epigenética parece demostrar que el
ambiente uterino influye en gran medida en el desarrollo del feto, lo
que haría que este tenga un importante parecido físico con sus padres, y
no solo lo heredada en la carga genética de los gametos donados, según
el IVI.
Investigadores de este instituto llevan años estudiando la forma en que
las moléculas secretadas por el endometrio de la madre pueden modificar
el embrión, influyendo así en sus futuros rasgos físicos e incluso
psicológicos.
Estos avances científicos abren nuevas vías para acabar con "muchos de
los tabúes que aún hoy tienen algunos pacientes a la hora de aceptar un
tratamiento con gametos donados", añaden.
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