Juan Benito Rodríguez Manzanares Pocas exposiciones multimedia se
pasean por todo el mundo con un éxito y aceptación arrolladoracomo lo está
teniendo la exposición multimedia Van Gogh Alive, que tanta gloria está
cosechando en el Ateneo Mercantil de Valencia, pues no sólo es que ha superado
todas las expectativas de afluencia de visitantes, sino que la crítica ha
hablado de ella con tan excelsas palabras. Si te has quedado sin ver esta exposición,
te habrás quedado sin ver una exposición que ha marcado y está marcando todo un
hito en este tipo de espectáculos audiovisuales.
Van Gogh Alive ha prorrogado su
fecha de cierre en el Ateneo Mercantil de Valencia, prevista para el 20 de
octubre de 2019, hasta el 17 de noviembre de 2019, para dar la oportunidad a
todos de no quedarse sin ver una expo que, es posible que nunca se vuelva a
repetir.
La concepción de esta experiencia
es muy enriquecedora, pues se aparta bastante del convencionalismo habitual del
visionado de un museo o de una galería de arte, al no tener ningún cuadro
físico en el recinto que tener que salvaguardar con fuertes medidas de
seguridad, niveles de humedad y calor controlados, y otras diversas medidas, pues
en algunos casos estas son muy férreas.
Por citar un cuadro que dispone
de unas medidas de seguridad bastante extremas, podríamos comentar sobre el
cuadro de la Mona Lisa del reconocido genio Leonardo Da Vinci (1452-1519), que
se encuentra en el Museo del Louvre, el cual, entre otras medidas de seguridad,
tiene delante del mismo un vidrio a prueba de balas, que también evita que
alguien lo pueda manchar, y un cordón que separa a las personas del cuadro
varios metros.
Por tal motivo Van Gogh Alive, al
ser prácticamente toda la expo imágenes proyectadas, ofrece un gran margen a la
imaginación y la creatividad a la hora de exponer todas las bondades y virtudes
de este genio de pelo rojo, sin temor a deteriorar ninguna de sus obras de
arte. Esto hace que las proyecciones puedan ser de gran formato, teniendo tan
sólo como límite, la amplitud de la sala donde se está viviendo la experiencia.
Es preceptivo apuntar que,
algunos de los cuadros de este genio toman vida ante los ojos de los visitantes,
haciendo, por ejemplo, que las aspas de algunos de los molinos de sus cuadros, cobren
momento, teniendo la percepción que, incluso te surca la cara cierta brisa con
aire a impresionismo.
Además, también llama la
atención sobremanera dentro de esta experiencia-espectáculo audiovisual, que las
imágenes no se limiten a proyectarse en las paredes haciendo mil y una
combinaciones, secuencias y animaciones… sino que, incluso se proyectan en el
suelo, dando una impresionante sensación de estar inmerso dentro de las obras
del genial pintor holandés, el cual, tras una vida muy azarosa, conoció
verdaderamente la fama y la esplendorosa gloria tras su muerte, como suele
pasarle a muchos de los grandes pintores. Es, como si algunos de los grandes
genios de la pintura, tuvieran que morir para poder ser reconocidos
pictóricamente como tales genios.
Según los organizadores, son
unas 3.000 imágenes las que deleitan la visión del visitante, el cual, llega un
momento que, verdaderamente no sabe dónde mirar, pues el impacto visual es
rápido y fuertemente llamativo, creando en tu cerebro y en tu corazón, una
sensación de no haberlo visto todo, que te incita a volver de nuevo para
completar esa experiencia de increíble colorido.
Pero esta exposición multimedia,
no sólo se regocija en deleitarnos el sentido de la vista, sino que también nos
deleita el sentido del oído con unas grabaciones en muy alta calidad de magnas
e inmortales obras de grandes genios de la música clásica, como el, I Allegro
Moderato del Concierto Romántico Op. 35 de Chlöe Hanslip (1987). El Presto,
tempo impetuoso d’estate, del Concierto en g menor para violín, orquesta de cuerda
y continuo, Op. 8 No. 2, Rv 315 «L’estate» de antonio Vivaldi (1678-1741), o la
Sarabande de George Friederic Haendel (1685-1759), por citar algunas de las
obras que han sido seleccionadas para que se mimeticen perfectamente con la
obra de Vincent Willem van Gogh (1853-1890), realzando la misma en algunas
ocasiones, y poniendo un magnífico contrapunto en otras ocasiones. Y, en
cualquier caso, poniendo una magistral banda sonora a un magnífico espectáculo lleno
de luz.
Pero, aún queda más, pues
nuestro sentido del olfato, siempre uno de los olvidados en casi todos los
grandes espectáculos, se hace presente en este impresionante Van Gogh Alive,
haciéndonos percibir unos aromas que nos transportan a lugares exóticos donde
el maestro pintó, disfrutó, padeció y vivió su ajetreada vida, una vida bohemia
llena de alegría, y sobre todo de sinsabores. Una vida que lo llevó a estar
internado en el hospital para enfermos mentales de Saint-Paul en Sant-Rémy
(Francia), entre 1889 y 1889, y desde donde, a través de una de sus ventanas,
pinto su famoso cuadro, La noche estrellada.
Una gran experiencia de esta
exposición, es poder contemplar en tamaño real, la recreación en vivo de su famoso
cuadro, El dormitorio en Arlés, aunque cabe hacer notar que no han mantenido
las deformadas proporciones del cuadro original, haciendo que esta recreación,
sea más normal que la visión que el pintor tuvo de su propia habitación,
durante su estancia en la ciudad francesa de Arlés, a la que llegó en 1888.
Sea como fuere, lo cierto es que
Van Gogh Alive, ha sido, es, y será, una gran experiencia multisensorial que
todas aquellas personas que se hayan decidido a verla, mantendrán viva siempre
en su recuerdo.
Tan sólo como anécdotas o
curiosidades, comentar que Vincent van Gogh, tuvo un hermano con su mismo
nombre, Vincent, que nació muerto un año antes de que él naciera. Que pintó
unos treinta autorretratos entre 1886 y 1889. Que su famoso cuadro, Los girasoles,
es tan sólo uno de los siete cuadros que pintó de la serie girasoles, entre
1888 y 1889, en la cual hay cuadros que tienen entre tres y catorce girasoles.
Y que no se cortó la oreja, sino tan sólo el lóbulo de la misma.
Valencia es sinónimo de cultura.
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